MORENA de mis amores

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Cada vez menos morenistas creen que en MORENA hay democracia y entre ellos crece cada día más la duda respecto a las encuestas como método para seleccionar a sus candidatos. Primero, y como dijera el ya extinto ex gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández Gómez “tanta democracia nos partió la madre” al partido en el poder le sobró democracia al seleccionar a su representante para las próximas elecciones presidenciales y luego, dos, los estudios demoscópicos no convencieron a muchos entre ellos, a Marcelo Ebrad.

En MORENA sabían que de cualquier forma iban a salir fracturados, o divididos, o separados o cuando menos, afectados e inconformes de este o de cualquier ejercicio selectivo. Porque, por ejemplo, en Chiautempan, ven con preocupación la forma en que ese partido va a designar a quien encabezará la fórmula para luchar por la presidencia municipal. A estas alturas siguen creyendo que esa encuesta, la de las pasadas elecciones, fue una farsa, o un fraude, o una simulación: simplemente no creen que el estudio haya sido cierto y dudan completamente de su resultado.

Y en este municipio, en otros de Tlaxcala y a nivel nacional, igualmente ven con desasosiego que esta forma de seleccionar candidatos se va a repetir el año próximo y tampoco van a confiar ni en su realización ni en sus resultados. De todos modos, dicen los auténticos morenistas, de qué sirve ser leal, fundador, disciplinado, participativo y confiado si las “encuestas” dicen y hacen lo que quieren. Se quejan de que de nada sirve ganar la elección si finalmente los cargos son para gente de otros partidos y los sufridos morenos se quedan chiflando en la loma.

Como quiera que sea, se acepte o no, del proceso del que salió avante Claudia Sheinbaum, el Movimiento de Regeneración Nacional salió, digamos, no muy bien. O no como lo esperaban o lo hubieran querido los dueños de ese partido. La necesaria y urgente operación cicatriz parece que no va a funcionar pues muchos morenistas no van a aceptar el resultado de esa encuesta real o ficticia y si bien la desbandada no va a ser grave ni significativa, el daño ya está hecho.

Y si a eso le agregamos la molestia morenista por los malos, regulares o pésimos resultados de algunos gobiernos morenistas en estados y municipios del país, pero, sobre todo, el desencanto social por la falta a la filosofía de la Cuarta Transformación, el panorama electoral para el partido en el poder no es muy halagador que digamos. Hay una creciente idea de que el cambio no existe y que este partido y los otros de los que los mexicanos nos quejábamos, son lo mismo. Esa percepción crece y no hay señales de que cambie.

Luego hay otro malestar entre quienes confiaron en el cambio. Porque muchos, sobre todo los que esperaban que finalmente les hiciera justicia la revolución, querían un morena para los morenistas y un gobierno emanado de estas siglas para los que se sacrificaron y crucificaron para crearlo, más no para arribistas y oportunistas como les llaman a los priistas, panistas y perredistas incrustados en el poder y que les deja en claro que la mafia en el poder, sigue en el poder.

Por ejemplo, en Tlaxcala, a los morenistas no les queda duda de que el nombramiento de Marco Antonio Mena Rodríguez en un hueso federal es un pago de favores políticos, es decir, que el PRI operó a favor de la actual mandataria y que el puesto que la gobernadora otorga al PAN por medio de Marco Tulio Munive Temoltzin es igualmente, cumplimiento de acuerdos cupulares, alturas donde ni las votaciones ni las lealtades o militancias cuentan. A los altos cargos, dicen, puede llegar cualquiera, pero no los auténticos o fundadores del partido en el poder.

Y esas dudas, resentimientos, inconformidades y desconfianzas van a tener mucho que ver en las elecciones venideras, de eso no cabe la menor duda porque, por otro lado, MORENA se ha dedicado a reciclar políticos y a pagar cuotas y no hace nada por encumbrar o cuando menos tomar en cuenta a los nuevos y jóvenes valores políticos, mismos que en su deseo por incursionar en la política y con un enorme potencial, le van a dar dolorosas sorpresas a ya saben quienes.

De cualquier forma, los guindas se están durmiendo en medio de la tormenta y eso, se cobra y se paga.

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