Fatídico septiembre

Originalmente esta pluma iba a versar sobre un tema político, pero las circunstancias naturales nos han llevado a otro asunto. Los lamentables resultados del sismo de 7.1 grados del martes, dejaron palpable una vez más que los mexicanos somos muy solidarios en los desastres. En las entidades más afectadas: Morelos, Puebla, Estado de México, Guerrero y Ciudad de México, la ayuda se volcó para hacer rescates, dar algún alimento o agua y ayudar en lo que fuera.

Cómo es la vida que justo a 32 años del sismo más catastrófico en los tiempos modernos para el País – por número de muertos y costo económico –, este martes volvió a temblar de tal manera que el saldo, todavía lejos de ser definitivo, ya es trágico. Y para colmo, el desastre en el sur de la República por un movimiento telúrico que afectó Chiapas y Oaxaca, principalmente, tuvo lugar menos de 15 días antes en lo que ya puede quedar en la historia como un septiembre fatídico de 2017, pero la naturaleza también se manifiesta al daño que le hacemos

Sin embargo también quedan otras lecturas. En esta emergencia como nunca antes, los medios de comunicación y sobre todo las redes sociales jugaron un papel fundamental para enterar a la gente prácticamente en tiempo real, desde el propio momento del sismo hasta el seguimiento de la jornada.

Lo desafortunado en ese rol, fue que no faltaron aquellos vivales – por decir lo menos – que aprovecharon la tragedia para manipular fotografías o información y tratar de hacer de lo falso algo cierto, error en el que ciudadanos en general e informadores en particular cayeron por omisión o cometieron un desliz involuntario. Ese aspecto sin duda fue nocivo para la sociedad, menos mal que las afectaciones en Tlaxcala fueron menores, pero para donde sí hay una emergencia verdadera eso no puede ni debe pasar.

Reprobable más aun son aquellos sátrapas que se atrevieron a robar a víctimas de las circunstancias y peor todavía serán aquellos que pretendan sacar raja política de la desgracia.

Por eso, el hecho de que los daños en la tierra del maíz no hayan sido de consideración – aunque todavía falta hacer evaluaciones posteriores –, no la exenta de algún aprovechado para jalar agua a su molino, así que esperemos que las autoridades en turno garanticen que eso no ocurra desde su trinchera, pero también corresponderá a los ciudadanos de a pie no dar oportunidad de que eso ocurra y de ser posible denunciarlo, a fin de no desvirtuar la ayuda genuina para quienes hoy lo necesitan.

Hasta la próxima en espera de que la jornada que empezó el martes ya no sea más dramática.

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