2018: más de lo mismo

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

El proceso electoral del 2018 en México, pese a lo que representa y a los nuevos escenarios en los que se va a llevar a cabo, en realidad es más de lo mismo. Los políticos y los partidos no buscan una real y diferente alternativa de nación o un verdadero cambio de régimen ni tienen un proyecto viable o novedoso. La lucha es por llegar, por derrotar al contrario, por disponer del tesoro nacional, es por ensayar una utopía económica y política en todos los órdenes y contextos.

Los actores son los mismos y las siglas y colores que combaten por el poder son los de siempre, aunque ahora revueltos en un una muestra aberrante que dice que ahora sí, entre muchos, en bola, de a montón, sí van a sacar adelante al país, que muchos ojos ven mejor y muchas mentes juntas piensan más, que en grupo no les van a dar ganas robar y que en coalición los problemas de desigualdad, injusticia, violencia, pobreza y corrupción e impunidad son más fáciles de derrotar.

Dicen que no importa que no piensen igual y que sus ideologías y métodos de gobernar y entender a México sean totalmente opuestos, que no es trascendente que apenas unos días antes se culparan mutuamente de todos los males de la raza humana, que se avergonzaran los unos de los otros de sus robos desde el poder, que se reconocieran como inútiles para acabar con los males sociales que acosan a este país. Juntos o revueltos han olvidado agravios propios y ajenos, se identifican como uno solo, se comunican y entienden, se reconocen como semejantes y hasta descubren en principios de idilio negado por pecaminoso la gravedad de la situación nacional y la forma de arreglarla.

Se trata de ganar, a como dé lugar, al precio que sea, traicionando o reconociendo o negando lealtades; se trata de desprestigiar al oponente, de mancharlo y ensuciarlo, de agredirlo, de restarle simpatías y sumarle desprecio popular. La consigna es obtener la mayor cantidad de votos sin importar el método y el precio.

El discurso va a ser el mismo pues los políticos carecen de imaginación y la promesa va a ser exactamente una repetición fiel del discurso viejo, gastado, ridículo de antaño pues no han inventado otro ni conocen realidad diferente a la que ven desde el prisma de su delirio partidista. Las formas de acarreo, obsequios, compra de votos, desayunos, despensas, oferta improbable de integrarse al gobierno y hasta la amenaza y la violencia van a ser los de siempre pues para los mismos partidos, con los mismos líderes, con el mismo discurso, con los mismos colores y siglas, con las mismas ambiciones y codicias no hay otra forma de hacer política en México.

Para el proceso electoral de 2018 se requiere un proyecto diferente, una propuesta de cambio de fondo y forma, una alternativa de nación que contemple como prioridad la integración social en el plan de gobierno y que admita la intervención del pueblo en la toma de decisiones, en la vigilancia del gasto y en la supervisión del comportamiento de los funcionarios. La corrupción y la impunidad, el acceso desigual a la justicia y la diferente posibilidad de tener las mismas oportunidades de desarrollo son una parte del cáncer que están aniquilando a este país y sólo la clase gobernante y política la desconoce.

Se requiere un cambio de régimen de gobierno, no una mezcla de ideologías. Urge una mentalidad diferente en quienes gobiernan no una nueva y absurda torre de babel. Hace falta compromiso e identificación con el pueblo y sus necesidades, requerimos que el poder le baje a su arrogancia y reconozca su ignorancia, que acepte que es el pueblo el que manda y que quien se siente detrás de un escritorio es un empleado de la gente y que si no sirve, no ayuda, no soluciona los problemas y necesidades, si no da respuestas positivas no tiene el carácter de servidor, entonces que se vaya.

Ahora que es muy preocupante, por otro lado, la desidia, el adormecimiento que hasta parece sometimiento, el desinterés y hasta el valemadrismo de un enorme sector de la sociedad que no interviene o que no se interesa por la política y que ignora su poder en la elección del gobierno y en el futuro del país como cultura y sistema democrático.

Me asusta más el conformismo mediático de las mayorías que consideran que ya no tiene caso oponerse ni tiene caso proponer si nunca han sido escuchadas y mucho menos atendidas ni entendidas. Hay quienes consideran y creen que los programas sociales como del INSEN, PROSPERA, Seguro Social y otros son propiedad del partido en el gobierno o del gobernante y por ellos se van a someter sin querer entender que esos son luchas y conquistas populares y deber y obligación del régimen.

Visto así, este mamotreto parece más un catálogo de quejas y una exhibición de frustraciones; de verdad me gustaría que así fuera. Pero los ciudadanos conscientes, los mexicanos con memoria y el pueblo cansado del mismo nivel de política mediocre, de los mismos políticos con las mismas codicias sabemos que en México las cosas cambian para seguir iguales y que en las elecciones del 2018 nada será diferente.

Y tampoco se trata de descalificar a todos los aspirantes; hay uno que otro, muy pocos, los que tienen un proyecto honesto, sincero, posible, viable, nacionalista, patriota… si lo hay, pero a esos no los van a dejar pasar.

Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button
WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com