¿QUÉ EDUCACIÓN SE NECESITA?

Carlos Noé Sánchez Rodríguez

 

           La lucha de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), en contra de la llamada Reforma Educativa, ha traído como consecuencia la necesidad de conocer a fondo la esencia de esta reforma, si es realmente es la que el país requiere, si va a poder remontar las calificaciones que tiene la educación en México, entre la evaluaciones que se publican en los medios de información, particularmente la de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que es la que más ha estudiado los fenómenos económicos en los 34 países, en los que se incluye México, y en estos análisis nuestra nación aparece entre los últimos lugares de las evaluaciones de los niveles de educación.

              Salta a la vista inmediatamente dos cosas, la primera la llamada Reforma Educativa no es otra cosa más que una reforma laboral, que en esencia trata de adaptar la educación en México del modelo económico neoliberal, es decir lograr que el educando adopte los valores, las normas, la reglamentación y la mínima capacitación de las empresas transnacionales para su desarrollo, que se adecue a su ideología, y que sin chistar acepte las condiciones económicas que le imponen, como dijo hace poco el Doctor Pablo González Casanova en una conferencia, “se educa para la servidumbre”. Y la segunda cuestión es que la CNTE no tiene proyecto alternativo, o por lo menos no se conoce, y por lo tanto lo único que trata de lograr es la preservación de algunos vicios y prerrogativas de los maestros  que han puesto la educación como la OCDE dice.

            Por lo tanto habrá que proponer un proyecto educativo partiendo de las condiciones de la realidad mexicana, de sus necesidades básicas y urgentes, sobre todo de la economía, y estas no pueden ser otras que la carencia una política tecnológica propia que rompa la dependencia en este ramo de los países imperialistas que expolian los recursos naturales y la mano de obra, dejándonos una estela de pobreza, contaminación, saqueo, depredación, violencia y rapacidad, pero para esto se necesita una educación científica y no como la que hoy se imparte en casi todas las instituciones de educación en México, que es en esencia una educación ideológica. Se necesita que el estudiante aprenda a pensar científicamente, que aprenda a razonar, que reflexione críticamente, que este politizado para que pueda ubicarse en su vida, que esté preparado no para adaptarse a las  circunstancias actuales, sino para transformar su realidad  y la de sus semejantes, y esto si bien no es automático en todos los jóvenes, sí ayudarían a formar profesionistas más capaces y más preparados.

         Los pequeños cambios que se están dando en la educación son en la forma, en la pedagogía, y ésta mata a la ciencia, como explica el autor español Ricardo Moreno Castillo en su libro “La Conjura de los Ignorantes”, cuando lo que se necesita es un cambio en el contenido de los programas, hacerlos más científicos y menos ideológicos, crear en los educandos un espíritu de rebeldía contra todo lo que está mal, no adaptarlos a lo que ya existe y que ha producido una sociedad polarizada con grandes problemas de todo tipo, que ya no existan profesionistas individualistas, ambiciosos e ignorantes, que no nos gobiernen mas funcionarios desprovistos de una capacitación que le permita resolver realmente los problemas de nuestras ciudades y pueblos; hoy la ciencia ha avanzado y tiene respuestas adecuadas para todos y si no existen, hay que encontrarlas, pero esto solo se puede hacer si hay una educación realmente objetiva y materialista.

        El peligro real, si no hay cambios en la educación, salta a  la vista, estamos ya en una sociedad salvaje donde impera la irracionalidad económica, la polarización social, la miseria por un lado y la opulencia insultante por el otro, la violencia endémica, la devastación ecológica, la locura social, y la degradación humana.

     Por esta razón es necesario que los maestros, que afortunadamente hay muchos, los estudiantes nobles salidos del pueblo, los sindicatos de maestros que no tienen proyecto de lucha más allá de las reivindicaciones gremiales, deberían pensar seriamente en iniciar una lucha por un proyecto educativo serio y sobre todo científico.

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