Malas cuentas

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Para estas alturas ya se ha definido lo que es y será la característica y esencia de las actuales administraciones municipales y en general, de los gobiernos emanados del Movimiento de Regeneración Nacional. La percepción general de la sociedad tlaxcalteca es que, con claroscuros, altas y bajas y pretextos o explicaciones, a MORENA se le da un generoso 50 por ciento de aprobación, cuando no una total desaprobación; dependiendo del municipio o presidente.

Para una inmensa mayoría de la gente de Tlaxcala, los postulados de la Cuarta Transformación no se cumplen, es más, hay la idea de que se rechazan y violentan de manera flagrante e impune. Hay la casi certeza de que el no robar, no mentir y no traicionar al pueblo es letra muerta, es un discurso, un pretexto para llegar al poder y un recurso para permitir que los actuales gobernantes, principalmente municipales, sean lo mismo o peor que los anteriores, a los que criticaron.

A casi un año de que los presidentes municipales asumieron el poder no se ve el cambio tan anunciado y prometido y por el que ganaron en las urnas. En algunas demarcaciones nunca se había visto tal atraso, tal falta de resultados, tal ausencia de obra. El cambio no llegó al pueblo en forma de mejor atención, de respeto, de eficiencia, de eficacia y de servicio. La sociedad ve con tristeza las mismas actitudes arrogantes y despectivas de los funcionarios y vislumbra señales de corrupción, de ineptitud e incompetencia, de desinterés.

El tan anunciado y necesario cambio no ha llegado en la administración pública y esa ausencia se nota más en los ayuntamientos, donde el nepotismo está igual o peor que con los gobiernos anteriores que fueron enviados al exilio y más allá de forma despreciativa y aborrecidos y maldecidos por ser declarados culpables de todos los males sobre el planeta. Se creía, se esperaba, se necesitaba y se suplicaba un cambio de actitud, de formas, de fondos, de personajes y de resultados.

Pasan los días, las semanas y los meses y vamos para un año y no se observa de forma tangible, convincente, real, ningún avance en el desarrollo de los pueblos, colonias, secciones y barrios de los municipios gobernados por autoridades del cambio. Los nostálgicos extrañan tiempos pasados. Tal vez por el poder o porque tengan la razón al decir que nunca antes se notó tanto la ausencia de acciones que legitimaran al gobernante, al partido y a la elección. Hay molestia, hay rechazo a lo que está sucediendo.

Lo peor, sin embargo, es que no hay voluntad de revertir esa imagen negativa se que van formando los actuales gobernantes, ya no sólo de MORENA, sino de todos los partidos políticos. Porque cualquiera que sea el partido del que hayan surgido, en términos generales, los alcaldes y diputados y otros gobernantes no cumplen las expectativas. La gente cree que no era esto lo que esperaban, que no es esto lo que merecen como pueblo y que no puede ni debe aceptarse justificación alguna para tratar de explicar la inmovilidad y la falta de resultados.

A estas alturas ya la sociedad tlaxcalteca va fortaleciendo la idea de que se equivocó en su decisión pues considera que es gobernada por los mismos de siempre, que esos mismos sólo cambiaron de partido y cual camaleones y chapulines se mimetizan y saltan para hacer realidad la frase de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

Los que saben, dicen que las antiguas prácticas negativas de gobierno viven cómodamente en las actuales administraciones. La colocación de familiares, amigos y compadres en el poder, la opacidad en la rendición de cuentas, las facturas infladas, la simulación y el desvío de recursos entre otras mañas, están más que vigentes y gozan de plena salud. Se sigue privilegiando el compromiso político y el pago de facturas a costa de la eficiencia y los resultados positivos. No por nada hay gente totalmente ignorante y sin conocimiento de la problemática municipal pues viene de otros municipios y está en puestos clave dándole en toda la torre al pueblo.

Así es que, en términos generales, la sociedad ve con tristeza, con coraje e impotencia que las actuales autoridades municipales van a terminar mal y que el ansiado y necesario cambio tendrá que esperar y que, si se va a hacer tangible algún día, no lo será con estos gobernantes. Hay quienes apuestan a que van a entregar muy malas cuentas.

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