¿Están condenados los tabasqueños al fango y a perderlo todo en cada inundación?

Por José Orlando Isidro Ramos

Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista en Tlaxcala

 

El Estado de Tabasco es una entidad expuesta a las inundaciones periódicas debido a que su territorio es, en su mayoría (60%), una planicie sobre la que corren dos ríos caudalosos, el Grijalva y el Usumacinta, y además, según especialistas, está veinte metros debajo del nivel del Mar, por lo que con apenas un exceso de precipitación pluvial, un huracán o fenómenos meteorológicos se desbordan el cauce de los ríos y los tabasqueños sufren, inevitablemente, las inundaciones. Tal parece que el desbordamiento de los ríos y las inundaciones son ya una parte del ciclo pluvial en Tabasco y por lo tanto un problema de origen natural con el que están habituados a lidiar los tabasqueños.

Fenómenos meteorológicos como los que afectan a Tabasco no se pueden evitar, pero pueden reducirse al mínimo las afectaciones entre la población. Para que esto sea posible es necesario que se ejecute un plan integral contra inundaciones en las que se considere por ejemplo: el dragado de los causes y escurrimientos naturales y artificiales, infraestructura hidráulica que permita controlar el caudal de los ríos y el desfogue de agua, infraestructura hidroagrícola y obras que cubran la demanda de agua potable, drenaje y alcantarillado, así como de su permanente mantenimiento. Debe considerar también la reubicación de asentamientos humanos en zonas de riesgo, el apoyo con acciones de vivienda para las familias en condiciones precarias, seguro contra catástrofes naturales para productores y campesinos, así como la difusión de un protocolo de actuación ante inundaciones en el que la población sepa donde están ubicados los albergues o refugios en los que encuentren atención médica, alimentación y hospedaje, mínimamente. Los planes y proyectos implementados hasta la fecha por los diferentes gobiernos en turno han sido limitados, han quedado inconclusos, no han contado con los recursos necesarios y no han tenido la voluntad de impulsarlos.

A principios de octubre del presente año Tabasco nuevamente enfrentó la inundación ya que sufrió el frente frio número 4 y el embate del huracán ETA, que dejaron severas pérdidas entre la población. Éste primer golpe dejó 623,000 afectados en 14 municipios del Estado según el reporte oficial del Instituto Estatal de Protección Civil, aunque inmediatamente salió el gobernador, Augusto López Hernández, a corregir la cifra la cual dejó en 100,000 damnificados. Sin dar oportunidad a que bajara el agua, los últimos días de octubre nuevamente los frentes frios 9 y 11 así como las lluvias por el huracán LOTA y el desfogue de la presa Ángel Albino Corso “Peñitas”, volvieron a inundar Tabasco. La información oficial señala que los fenómenos meteorológicos que azotaron al Estado dejaron 302, 498 damnificados; 99,573 viviendas dañadas; 1,396 localidades en 16 municipios anegadas; las pérdidas materiales son aún incuantificables.

Uno de cada cuatro tabasqueños fue afectado gravemente por las inundaciones; el gobierno federal ha otorgado un vale intercambiable por electrodomésticos equivalente a diez mil pesos a cuatro (38,000) de cada diez (99,573) damnificados cuyas casas están dañadas, aunque no se sabe bien en dónde y cuándo pueden hacerlo efectivo. Se atendieron con hospedaje, alimentación y despensas con recursos del FONDEN 2020 a cuatro (12,330) de cada cien (302,498) afectados, en 272 albergues que recibieron a la población de 1,396 localidades afectadas. Prometen dar un apoyo de ocho mil pesos para labores de limpieza pero depende de un censo que aparte de lento se presta a manejo político.

Las colonias populares, los campesinos, los grupos indígenas, los más pobres destacan entre los afectados por la catástrofe, en la que miles han perdido prácticamente todo: sus casas quedaron cubiertas por el agua y en ellas se perdieron muebles, electrodomésticos, cobijas, ropa, zapatos, documentos, comida, todo lo que había en ellas. La respuesta del gobierno federal y estatal ante la tragedia es lenta e insuficiente en todos los aspectos, aún cuando el mismo presidente de la República se presentó en la zona de desastre pero no quiso ni “mojarse los zapatos” para asistir a sus “paisanos”, dejándolos a su suerte y con el discurso mediático de no apoyar por no caer en “politiquería”.

Recursos para obras de infraestructura hidráulica, para proveer alimentos y servicios de salud para los tabasqueños son inexistentes, el gobierno morenista prioriza sobre la tragedia las obras de Dos Bocas y el Tren Maya. La atención a los damnificados es claramente insuficiente y los reclamos se tradujeron en bloqueos carreteros de pobladores y autoridades locales para solicitar que sean censados y asistidos con ayuda gubernamental, sin embargo, antes que ser atendidos han sido detenidos, encarcelados y sometidos a proceso. Es el caso de la Delegada Municipal de Huapacal, Municipio de Cunduacán y cuatro pobladores más. ¿Quién los defiende? ¿Quién está abogando por ellos? Nadie. Se han convertido en víctimas de un gobierno represivo contra la legítima protesta por falta de atención a su calamidad.

La tragedia puso de manifiesto la incapacidad de López Obrador y de Adán Augusto para brindar la ayuda necesaria, el gobierno morenista se redujo a declaraciones mediáticas de apoyo directo sin “corrupción”, el problema es que tal ayuda no llega y los tabasqueños siguen entre el agua, con hambre, y necesitados de ayuda. Ante esta lacerante realidad, el Movimiento Antorchista Nacional no sólo se propuso denunciar la falta de apoyo de la 4T, se propuso también aliviar la problemática que sufre el pueblo tabasqueño abriendo centros de acopio de víveres, agua, medicamento, ropa, zapatos, etc., en todos los estados del país, permitiendo con ello un cauce en el que corre la solidaridad de los mexicanos a Tabasco. Hasta el momento el MAN ha llevado 220 toneladas en ayuda que el antorchismo en tabasco está haciendo llegar de manera sistemática y continua a todos los afectados, no sólo a los antorchistas sino a todos los damnificados que no han recibido apoyo alguno del gobierno federal o estatal. Los antorchistas refrendan así su compromiso con la lucha de los pobres de México, combatiendo la desgracia de los tabasqueños con una lucha de clase, en un esfuerzo fraterno y solidario entre pobres.

A la par de estas acciones, el Comité Regional Antorchista en el Sureste del país anunció la conformación del Comité Estatal Ciudadano encabezado por el Ing. Marco Antonio Lázaro Cano y representantes de Macuspana, Centla, Centro, Cárdenas y Jonuta, para solicitar y vigilar que se lleve a cabo un Plan Hídrico correctamente estudiado por profesionales científicos para darle una solución definitiva a las inundaciones. Está en manos de los tabasqueños organizarse para exigir y luchar por la solución definitiva a las inundaciones, están ante la posibilidad de no vivir condenados al fango, a la perdida periódica de su patrimonio. Esta iniciativa ciudadana se ha propuesto recabar la mayor cantidad de firmas entre los afectados para que el gobierno federal y estatal destinen los recursos necesarios a las obras de ingeniería hídrica que eviten definitivamente que se sigan inundando, “Tabasco al agua nuca más”.

La pandemia, la crisis económica, el desempleo; los frentes fríos y los huracanes ETA y LOTA; así como el abandono del mal gobierno de la 4T y López Obrador asolan a Tabasco. Sin embargo, la solidaridad de los mexicanos, de los antorchistas, está con los tabasqueños en estos momentos tan difíciles y qué fuerza puede ser más firme y poderosa que la de un pueblo unido ante la adversidad. Hay una campaña de desprestigio a la organización del pueblo desde las altas esferas de poder en nuestro país, aun cuando se trata de un gobierno que se dice de izquierda y a favor de los más pobres, pero los mexicanos no podemos dejarnos engañar, hoy es Tabasco, pero el país pide también unidad y lucha para ponerlo de pie y sacarlo adelante para bien de todos los mexicanos. Bien, empecemos con Tabasco y la iniciativa ciudadana de conformar esa fuerza social que garantice las obras y recursos para que los tabasqueños no vivan nunca más con la zozobra ante fenómenos climáticos

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