Casa del Estudiante “Tlahuicole”, un logro de la lucha estudiantil

Edith Martínez Ventura

Vocera estatal del Movimiento Antorchista en Tlaxcala

A casi un año de que los estudiantes pobres de Tlaxcala levantaran un plantón, que mantuvieron instalado frente al Palacio de Gobierno durante 95 días, en reconocimiento del recurso gestionado para la construcción de un albergue estudiantil, hoy su deseo de contar con un espacio digno destinado a su estancia y formación universitaria es una realidad, deseo materializado en una obra capaz de atender las necesidades de los estudiantes pobres en Tlaxcala. Este albergue, que además en único en su especie por la finalidad de su noble misión, es también la obra más importante que se ha construido en los últimos años y que beneficia a un sector de la población que más lo necesita.

A dicho albergue le fue destinado un poco más de 33 millones de pesos, dinero que no provino propiamente de la gestión e intervención del gobierno del estado actual ni anteriores, considerando que la casa del estudiante existe desde hace más de 14 años.

Y es que el problema de la atención a las necesidades educativas no es sólo un caso particular de los jóvenes que habitan el albergue, sino es un problema general en todo el estado y del país, sin embargo, me limitare sólo a abordar lo que corresponde a lo mencionado líneas atrás.

Aunque la Casa del Estudiante “Tlahuicole”, como muchos albergues estudiantiles tienen el objetivo de brindar hospedaje y alimentación a bajo costo a estudiantes de escasos recursos económicos, la cualidad de esta casa es que en ella no sólo se obtienen dichos beneficios, sino que se ayuda a la formación personal y académica de los jóvenes, quienes se encuentran en la etapa de su vida en la que definen el tipo de ciudadano que serán. Por ello la casa del estudiante se ha encargado de promover la práctica cultural, deportiva y académica dentro de la misma, haciendo de los estudiantes mejores personas, hombres y mujeres más sensibles, solidarios y decididos a trabajar por sus pueblos y comunidades para sacarlos del atraso en el que se encuentran, algo ya no visto en la juventud actual.

Con la terrible crisis que enfrenta la educación superior en el país, por el recorte presupuestal a las universidades, la poca apertura de ingreso a las mismas, los elevados costos de la educación, entre otras cosas, las posibilidades de atender el sector educativo del nivel superior se vuelven más limitados. Es por ello que las casas de estudiantes surgen como una alternativa para ayudar a este sector a que, pese a las malas políticas gubernamentales, no abandonen sus estudios, además de orientar a la juventud en la práctica y cultivo de la solidaridad, respeto y trabajo colectivo.

En Tlaxcala, este proyecto tan noble ha existido desde hace 14 años, cuando un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Tlaxcala decidieron luchar por un espacio para hospedarse mientras continuaban con su educación, ese objetivo se fue ampliando a no sólo luchar por el espacio físico, sino por condiciones necesarias para que los estudiantes tuviesen una estancia más agradable. Con el paso del tiempo los estudiantes iniciaron su gestión ante diversas instancias, buscando cobijo de las dependencias estatales, sin embargo, nadie les hizo caso. Con una buena orientación y adheridos a una federación de estudiantes a nivel nacional, los estudiantes de Tlaxcala consiguieron en el gobierno de Sánchez Anaya una casa para vivir, en el siguiente sexenio encabezado por Héctor Ortiz, lograron gestionar apoyos en despensa, pago de servicios, apoyo para viajes académicos y material bibliográfico, pero al llegar al poder Mariano González Zarur la situación dio un giro inesperado, su política de apoyo a los estudiantes se tradujo en un intento de desalojo, negándoles el apoyo a cerca de 30 jóvenes que en ese entonces habitaban la Casa del Estudiante; ante esta situación los estudiantes iniciaron la lucha porque este albergue fuera reconocido y apoyado como se requiere, logrando con ello la firma de un convenio de apoyo por parte del Gobierno del Estado, USET, FNERRR y Movimiento Antorchista en Tlaxcala.

Aunque desde ese momento se hizo el planteamiento por una gestión coordinada para la construcción de un albergue estudiantil, esta propuesta pasó, como la mayoría de las solicitudes que entrega la ciudadanía a sus gobernantes, a la etapa de “lo revisaremos”. Fue por eso que los jóvenes decidieron encabezar la gestión y unos meses antes de concluir el sexenio priista lograron la aprobación de 16 millones de pesos para su albergue, recurso que gestionaron ante la federación y que abusivamente el gobierno marianista retuvo. Esta fue la causa por la que iniciaron nuevamente la lucha y ante el cambio de gobierno y la negativa de ser atendidos por la nueva administración, también priista y sabedor del asunto, fue que realizaron mítines, marchas y un plantón que duró 95 días, actos de protesta pacífica y legalmente constituidos en los que participaron alrededor de 6 mil estudiantes. Tras esta dura lucha contra un gobierno cerrado ante el mejoramiento de las condiciones educativas y una denuncia a nivel nacional, el gobierno liberó el recurso, iniciando con ello la materialización de una necesidad a la que la política gubernamental de Tlaxcala le cerró las puertas.

Hoy, esta Casa del Estudiante es la obra más importante gestionada por la sociedad en beneficio de la misma, tendrá una inversión de 33 millones 999 mil pesos, su construcción será en tres etapas, contará con dormitorios, comedor, biblioteca, canchas deportivas, espacios para los talleres culturales y un auditorio, y brindará servicios de hospedaje y alimentación a bajo costo a 100 estudiantes, además de construirse en la capital del estado muy cercana a la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Este es sólo uno de los logros de la lucha estudiantil y estoy segura, de que habrá muchos más.

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