DE MIS AÑOS MOZOS

Recuerdo muchas épocas de cuando era pequeño en la que disfrutábamos las celebraciones que se suscitaban durante el período de un año, las que más recuerdo son el día de muertos y las posadas.

Nuestras calles aún de tierra y limpias donde, con seguridad, salíamos los vecinos sin el temor de que algo pudiese pasarnos.

Ahora que celebramos en estas fechas la llegada de nuestros fieles difuntos, me viene a la memoria cuando hacíamos nuestras calaveras con calabazas y chilacayotes, era algo en lo que nos divertíamos, pues la intención era salir a pedir nuestra calaverita; nuestras calles se llenaban del olor de las flores de cempasúchil, el olor a pan, a comida, el júbilo de ir de casa en casa a pedir nuestra calaverita.

Para aquellos que vivimos aquella época, comentarles que las puertas de las casas se abrían mostrando las mejores comidas y bebidas que ofrecían a sus fieles difuntos y esperábamos obtener algo de esas mesas tan ricamente adornadas, la condición para obtenerlo era hincarnos y rezar una oración en nombre de aquellos que habían dejado de existir en esos hogares, lo que recibíamos a cambio eran hojaldras, tamales, gallitos, dulce de calabaza y de camote, frutas, etc.

Pero no recuerdo haber recibido dinero en ese entonces. Las cosas han cambiado, sí, este año ha resultado ser uno de los más peligrosos de los que tengo memoria, rebasado como está el sistema, en éste momento habrá muy pocos hogares que abran sus puertas para que los niños de hoy entren y ofrenden una oración que es tan necesaria porque las calles, así como nuestros hogares, debieran ser nuestros, ojalá que las generaciones que vienen puedan tener esa libertad y que aquellos adultos no solo recordemos que esos tiempos fueron buenos, sino que inculquemos a nuestros hijos el valor del respeto para con nuestros semejantes y que las oraciones de nuestros niños que son tan puras sigan llenando los espacios para nuestros fieles difuntos.

Felíz día de muertos.

Vaya pues una reflexión:

Un niño, una oración, un niño y el cielo.

Ingeniero Antonio Lima Flores