MORENA, COAHUILA e HIDALGO

Por Gilberto Flores

Sin duda alguna lo ocurrido el pasado 18 de octubre en la elección en los estados de Hidalgo y Coahuila, debe servir para generar autocritica y entender en su extensión y contexto lo ocurrido.

En Coahuila, por ejemplo, es un estado monopolizado por los Moreira y en Hidalgo tenemos a personajes también del priismo como: Francisco Olvera Ruiz, Osorio Chong y al hoy gobernador Omar Fayad. Ambas entidades vienen de procesos electorales donde el PRI ha mantenido a ambos estados como bastiones, Morena estaba en gestación y el PAN intentaba tener más presencia.

En las dos entidades se pudieron documentar las viejas prácticas de operación para perpetuarse en el poder, y aunque el INE declaró “sin incidentes” la jornada electoral, ciudadanos denunciaron a través de redes sociales irregularidades en el proceso tales como: acarreo, intimidación y coacción del voto e incluso quema de urnas.

Aunque Morena desplazó al PAN como la segunda fuerza electoral más votada, los resultados no fueron los esperados y eso hay que decirlo.

Morena no buscó la unidad ni el consenso necesario en aquellos estados sobre el cambio de sus dirigencias, se dejó de lado a cuadros valiosos que bien pudieron dar un mejor resultado, y sumarnos a ello la pugna a nivel nacional por la dirigencia; así como la falta de recursos para fortalecer al movimiento a través de los comités de base y un permanente trabajo territorial.

En suma, se debe reconocer que la paralización, desarticulación en torno a confrontaciones estériles, así como la judicialización del proceso de renovación de los órganos de dirección del partido están pasando factura.

Debemos también asumir nuestra responsabilidad, fortalecer el trabajo territorial como se ha aprendido a hacer en Morena desde sus inicios “casa por casa” informando, concientizando de los avances del proyecto de nación y seguir construyendo ciudadanía, critica e informada.

Las dirigencias en los estados que están próximos a iniciar procesos electorales deben tomar muy en cuenta lo ocurrido e impulsar a perfiles con identidad, a militantes y simpatizantes comprometidos con la Cuarta Transformación, que estén trabajando, que hayan demostrado que merecen representar no solo a Morena sino a la ciudadanía en su conjunto y sin distingo alguno.

No a oportunistas que apenas en la elección de 2018 se decían priistas, panistas o de otros partidos de hueso colorado, y hoy quemados y sin credibilidad anden fantocheando con que ya son los “candidatos” del partido en el gobierno.

¡Seguro a usted que me lee le vienen a la mente varios!

No hay enemigo pequeño, el viejo régimen se niega a morir y este proceso nos lo ha dejado ver.

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