La lucha organizada del pueblo trabajador ante la “nueva normalidad”

Por José Orlando Isidro Ramos

Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista en Tlaxcala

El Gobierno de México presentó el 13 de mayo su plan de regreso “a la nueva normalidad” en tres etapas: etapa 1, Reapertura de los Municipios de la Esperanza a partir del 18 de mayo; etapa 2, Reapertura de los sectores de la construcción, minería y fabricación de equipo de transporte considerados ahora como actividades esenciales, del 18 al 31 de mayo; etapa 3, Implementación de un Sistema de semáforo por regiones para la reapertura de actividades sociales, educativas y económicas, inicia el 1 de junio.

El esquema de semáforos considera cuatro colores: rojo, sólo se permiten actividades laborales consideradas esenciales; naranja, pueden trabajar las actividades esenciales y las no esenciales a un nivel reducido, los espacios públicos abiertos pueden operar de manera reducida y las personas vulnerables por edad o enfermedades crónicas pueden incorporarse a sus actividades laborales siguiendo los protocolos de seguridad sanitaria; amarillo, no tendrán restricciones las actividades esenciales y no esenciales, se abrirán los espacios públicos cerrados con restricciones (templo, museos, cines, teatros) y se reducen las medidas de cuidado de las personas vulnerables; verde, no hay restricción para las actividades laborales ni para los espacios públicos abiertos o cerrados, hasta esta fase se podrán reanudar las actividades escolares.

El 18 de mayo se inició con la primera etapa del regreso a la “nueva normalidad”, cuando aun la curva de contagios en México muestra una trayectoria ascendente, la capacidad de los hospitales y el personal médico para atender a la población contagiada por covid-19 está rebasada, los crematorios están saturados por el incremento de defunciones y las cifras oficiales generan más incertidumbre que certeza sobre las dimensiones que ha alcanzado la pandemia en la salud de los mexicanos.

Dos días después del inicio de esta reapertura, el 20 de mayo, la Secretaria de Salud informaba 56 594 casos confirmados con 2 248 casos nuevos y 6 090 defunciones con 424 de ellas en las últimas 24 horas, esta última cifra nos colocó en tercer lugar a nivel mundial por nuevas defunciones, abajo de Brasil con 1 153 y por arriba de Reino Unido con 338. El 21 de mayo México escaló al lugar número diez en el mundo en muertes por COVID-19 con 6 510 defunciones, alcanzando una tasa de letalidad del 10.76 por ciento mientras la media del mundo es de 6.7 por ciento.

El modelo epidemiológico utilizado por la Secretaria de Salud está ya muy cuestionado por el manejo de los datos y porque sus estimaciones no han podido inferir la fecha en que se ha de manifestar el pico de la curva de contagio, ha intentado informar a los mexicanos sobre la atención de los enfermos sintomáticos pero nada se nos ha dicho de los contagiados asintomáticos. No ha hecho una estimación sobre la cantidad mínima de pruebas que tienen que ser aplicadas para detectar a los portadores del SARS-CoV-2 asintomáticos pues su comportamiento es el mismo que el de una persona sana, con la diferencia de que son agentes de contagio para la población sin saberlo.

Especialistas epidemiólogos se han pronunciado por la aplicación de pruebas como factor fundamental para tener certeza científica sobre la cantidad de contagios, pero en nuestro país según la OCDE se aplican apenas 0.4 pruebas por cada mil habitantes cuando la media entre los países considerados por esta Organización es de 22.9 por cada mil habitantes, por lo tanto, hay ineficacia en la atención de la enfermedad viral.

En suma, las autoridades sanitarias no han logrado un control pleno sobre la pandemia pero ya se inicio el plan de reapertura económico y con ello el riesgo de que el CoVID-19 cobre más vidas por una ineficiente política de contención sanitaria.

Esta realidad la niega López Obrador al decir que se “domo la pandemia” y el mismo Subsecretario de salud López-Gatell al “ver” que se “aplana la curva de contagios” para decirle a los mexicanos que el peligro ha pasado, que ya no es necesario el confinamiento y que deben salir a trabajar.

Lo cierto es que el riesgo es aún más patente, por ejemplo, el sitio web socialista mundial publica el 20 de mayo un artículo titulado “Cientos de trabajadores mexicanos de maquiladoras mueren después de que las órdenes de regreso al trabajo entrara en vigo” en el que refiere, entre otras cosas que, “El sábado, el secretario de salud de Baja California Norte anunció que de 432 de las 519 personas que murieron oficialmente por el virus en el estado eran trabajadores de maquiladoras. En ciudades como Tijuana y Mexicali, así como en otras ciudades fronterizas como Ciudad Juárez, Chihuahua y Matamoros, Tamaulipas, los médicos informan que sus hospitales están llenos de trabajadores maquiladores enfermos, algunos de los cuales mueren en sus uniformes de trabajo. (…) Afirman que cientos o miles de más de trabajadores de maquiladoras están muriendo de lo que se reconoce oficialmente, y que el gobierno mexicanos de Andrés Manuel López Obrador está ocultando el peaje real en un esfuerzo por obligar a los trabajadores a volver al trabajo.”(www.wsws.org.Eric London. 20/05/2020) Esto sucede no sólo en el norte sino en todo el país en todos los sectores industriales y de servicios.

Nos consuela López-Gatell con la “inmunidad de rebaño” ante la cual el gobierno ya no tiene ninguna responsabilidad ni la población puede hacer nada, los que tengan que morir morirán y los que vivan, pues vivirán.

El gobierno federal se ha planteado abrir la economía y la vida social a costa de elevar la mortandad por la pandemia. Lo hacen porque renuncian a apoyar a más del 60 por ciento de la población que vive del trabajo informal y que se ha quedado totalmente desamparado para subsistir y alimentarse; porque no ha querido ofrecer medidas de financiamiento o fiscales que tiendan a apoyar a las empresas nacionales que están a días de quebrar y cerrar definitivamente.

Engañan a los mexicanos porque el gobierno morenista no es un gobierno que trabaje a favor de los intereses de los mexicanos, obedece a los intereses y mandatos de Wall Street y la administración de D. Trump, obedeciendo al sistema económico neoliberal norteamericano fielmente bajo el argumento de que México no puede romper con su confinamiento las cadenas de producción y suministros mundiales, destacando entre ellas la de abastecimiento de suministros a la industria armamentística del Pentágono gringo.

El Movimiento Antorchista llama a la base trabajadora a organizarse para defender su salud y condiciones de vida ante este regreso precipitado de los sectores productivos, deben informarse sobre las medidas sanitarias que se deben implementar en sus centros laborales, la salud de los trabajadores mexicanos queda en manos de los mismos trabajadores, de nadie más, como bien lo dice Erik London en su artículo de la wsws.org: “el derecho a la vida es más importante que el beneficio de la empresa. Para defender sus vidas, los trabajadores deben elegir comités para tomar el control de sus propias condiciones de salud y seguridad en el trabajo. Deben elegir inspectores trabajadores para patrullar las instalaciones, compartir violaciones en las redes sociales y ejercer el poder de detener la producción para arreglar cualquier cosa que consideren un peligro incluso para la vida de un sólo trabajador”. Ante el abandono del gobierno la organización y lucha del pueblo trabajador.