Gerardo Santillán
Durante la temporada de estiaje que se considera de los meses de diciembre a de abril de cada año, los niveles de presas y pozos disminuyen en tal medida que obliga a diferentes organismos a tomar previsiones para administrar el agua, tanto operadores del servicio del vital líquido como de riego e industrial.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el 100 por ciento del consumo humano se obtiene de cuatro acuíferos que existen en el subsuelo del Estado que son el Alto Atoyac que abarca de Tlaxco a San Pablo del Monte; el de Huamantla que va de Tocatlán a Tequexquitla y Zitlaptepec; el Soltepec que va de Hueyotlipan a Calpulalpan; y el Emiliano Zapata que abastece Tlaxco, Terrenate y Tetla.
Aunque la dependencia federal considera que el agua de Tlaxcala es de calidad, durante la época de estiaje la disponibilidad es menor y recomienda cuidar el recurso hidráulico para no esperar que los mantos acuíferos sean sobreexplotados como en otras partes del País.
Por eso, una de las estrategias para eficientar el uso del agua potable en las ciudades más grandes es dosificar el abasto público, es decir, que durante las horas más activas del día haya servicio normal y en las de menos se disminuya la distribución.
Incluso, para evitar que algunos pozos mermen, Comisiones de Agua pueden parar el funcionamiento de las bombas para que estos se vuelvan a abastecer y en su momento volverlos a poner en marcha.
Además, se subraya la necesidad de que tanto la para sociedad como para el sector industrial se ocupen las cantidades más exactas posibles mediante el uso de las tecnologías, además de seguir la tendencia de reutilizar las aguas tratadas en la agricultura y en otros procesos industriales
Por cierto que en Tlaxcala, unas cuatro mil 326 hectáreas agrícolas se abastecen con agua de algunas de las 16 represas que existen en el Estado, mientras que otras 29 mil 500 obtienen el recurso hídrico del subsuelo a través de pozos.
