¿Y si matamos a todos los delincuentes…?

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

 

En alguna parte leí el siguiente texto “Papá, ¿si matamos a todos los delincuentes, quedamos sólo los buenos? Y la respuesta fue: no hijo, nos quedaríamos sólo los asesinos” así, en Hueyotlipan, municipio situado casi en el centro geográfico del estado de Tlaxcala, pretenden eliminar a los malos dejando vivos sólo a los que matan en nombre de la justicia, a los que se erigen en jueces y deciden quién vive y quién no, a los que usurpan la voluntad de Dios y las leyes.

El linchamiento, brutal, irracional, absurdo y sangriento, tiene su explicación, que no justificación, en la desconfianza generalizada hacia el sistema nacional de justicia y a la sospecha en que han caído las policías de todas las corporaciones en el estado y el país. Las autoridades de Tlaxcala no pueden sentirse orgullosas ni presumir lo que ocurre siempre que un delincuente, real o supuesto, es retenido por vecinos de cualquier comunidad. Las instituciones están rebasadas, no tienen ya siquiera el margen de negociación, no hay capacidad de dialogo ni autoridad moral o legal para evitar estos actos de barbarie que para muchos, es la única opción para “hacer justicia”

El problema es, entre otros, que quienes hacen justicia por mano propia, en realidad repiten o aumentan el mismo delito y de justicieros se convierten en asesinos. La pena de muerte es venganza de la sociedad y no justicia pues su aplicación no garantiza la ausencia de delitos y de delincuentes mismos que llegan a suplir a los ejecutados y a cometer otro tipo de delitos o a perfeccionar los ya existentes.

Creo firmemente que quienes en Hueyotlipan mataron de manera cobarde a un ser vencido y ya rendido, que no tuvieron piedad para la vida, quienes determinaron convertirse en jueces y verdugos, no van a poder justificar moral ni legalmente su proceder así pretexten haber actuado en nombre de la ley y la justicia y defender los bienes y seguridad de algunas personas. Y lo mismo pienso de quienes por representar el estado de derecho, de quienes tienen la obligación de garantizar los valores humanos y salvaguardar la vida y los intereses materiales de las personas: no podrán de ninguna forma y bajo ningún argumento explicar su ineptitud, omisión, incompetencia y capacidad para impedir que tras un hecho real o supuesto el pueblo se convierta en asesino y un sujeto sospechoso, en víctima.

La violencia no puede aceptarse bajo ninguna circunstancia y no debe ser siquiera una última opción. Ni siquiera cuando signifique usurpar la función y deber del Estado en cuanto a garantizar la paz social y la propiedad privada de la gente. Si bien la sociedad está harta de la inseguridad, si bien el pueblo se siente abandonado por el gobierno y sus instituciones, si bien la delincuencia se ha desbordado y ha alcanzado niveles terribles de crueldad, tanto el Estado como la sociedad deben unir imaginación y esfuerzos, recursos y voluntades para impedir que el pueblo se manche las manos de sangre y para que el régimen cumpla con su obligación. El gobierno es en igualdad de porcentajes, culpable de las aberraciones que significan un linchamiento.

Sentenciar a muerte a un individuo inocente o culpable, no impedirá que existan delincuentes decididos a retar su suerte y a provocar la ira de las multitudes. En los países árabes, en las culturas extremistas en lo religioso que han autorizado la amputación de los ladrones, castración de los violadores y horca para los corruptos no ha disminuido de delincuencia sino, en todo caso, ha aumentado la barbarie, el morbo y el rio de sangre. No se requiere de mayor crueldad hacia el delincuente sino mayor consciencia de la sociedad y garantizar, por parte del Estado, la aplicación de la ley y justicia para las víctimas.

Otro linchamiento más en el estado de Tlaxcala debe representarnos en lo colectivo e individual, una afrenta, un signo de mediocridad intelectual, un sistema de justicia caduco, inoperante y omiso, una sociedad que tergiversa el principio de justicia y lo confunde con venganza, una sociedad cansada de un sistema penal absurdo e inoperante.

El futuro ya nos alcanzó y nos conduce hacia la violencia por costumbre y opción, nos lleva hacia la barbarie masiva, hacia el asesinato impune que asemeja la impunidad que se pretende erradicar o castigar; el pueblo se vuelve asesino consciente pues actúa con premeditación y ventaja y se vuelve más sanguinario, cruel y violento que el delincuente real o supuesto al que pretende dar una lección.

Lo que ocurre en Tlaxcala es grave. Es una vergüenza, es una terrible e inaceptable falta de respuesta del gobierno y es la violencia irracional de una turba sedienta de sangre y venganza que se replica en todo el territorio. Cualquier día, por cualquier motivo y en cualquier sitio va a haber otro linchamiento; al menos esto sí es seguro.

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2 Comentarios

  1. “Un sistema absurdo e inoperante” un sistema incoherente y una decadencia en la formación humana de cada ciudadano. Esto lleva a una frustración masiva y depredadora. Las instituciones gubernamentales están fallando y se hacen programas de escritorio sin un análisis así como también la falta de evolución de su iglesia en la ausencia del compromiso con el “pueblo de Dios” para su verdadera evangelización. Ya no se diga la educación familiar que esta en el olimpo.

  2. Todo nace de el fallo matematico del capitalismo, pues es imposible que todos los habitantes del planeta trabajen al mismo tiempo en un horario laboral de 8 horas, porque siempre se produciria una hiperproduccion de bienes y servicios, por lo tanto siempre habrá una cantdad no despreciable de personas desempleadas que tendrán o que trabajar por su cuenta de manera formal o informal en las calles o entrar a la economia negra, la del crimen.
    El crimen ya esta desarrollado en el mundo y no podra frenarse si no se acaba con el sistema capitalista como lo conocemos, hay que o reducir el horario laboral a la mitad (con la consiguiente reduccion de los precios y los salarios tambien a la mitad) para darle cabida a todos los desempleados forzados que hay en la actualidad.

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