Vienen tiempos malos para algunos municipios

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Como sea, a casi dos meses de administración municipal, en muchos ayuntamientos ya se vislumbra lo que será un gobierno de casi cinco años. 

En este muy costo tiempo de mandato, muchos presidentes municipales ya han develado su lado débil, ya han mostrado las deficiencias propias y de su equipo de trabajo y ya han exhibido sus ignorancias y fortalezas. 

Muchos de los empleados del pueblo, también llamados funcionarios, en tan poco tiempo han dado muestras de que no sirven para estar frente a una responsabilidad y que no tienen la capacidad ni el conocimiento ni el talento ni la paciencia para solucionar los problemas de la sociedad y, por el contrario, se han convertido en el obstáculo y estorbo. 

Resulta patética y hasta cómica la actitud de algunos de esos suertudos con hueso, de esos recomendados con buena estrella, al dirigirse a sus compañeros de trabajo que en la jerga burocrática les llaman subordinados a quienes ya tratan con desprecio y altanería como si el ladrillo en el que se montaron y que les causa mal de montaña fuera una secretaría de estado o un puesto vitalicio. Dan pena… 

Hay municipios en los que los alcaldes, en menos de dos meses, han perdido el piso, han perdido el control, han perdido el interés por servir y han perdido hasta la vergüenza y ya dan muestra de un agotamiento inexplicable y han cedido las decisiones y responsabilidades a sus secretarios particulares o del ayuntamiento, mismos que tienen dos caminos: o enderezar el barco o hundirlo aún más; total, hacer cualquier cosa da igual. 

En muchos ayuntamientos del estado cobran muchos que no tienen ni idea de qué hacer. Pero están ahí por recomendaciones políticas, por ser cuotas de poder, por sostener un compadrazgo, un lazo familiar y hasta un amasiato pero que no fueron llamados por su capacidad y conocimientos. 

El tan mentado “perfil” que deben cumplir los servidores del pueblo es lo de menos; es algo que se puede pasar por el arco del triunfo. Y se pasa… para comprobarlo basta con preguntar a los directores de cualquier área administrativa cuál es su función, cuál es su proyecto, qué van a aportar para solucionar los problemas y para atender las necesidades del pueblo y con todo descaro exclaman no tener idea. Casos hay muchos. 

A muchos presidentes municipales se les han hecho bolas las cosas. Lo mismo han despedido a funcionarios de primer nivel, que han demostrado no saber cómo enfrentar la problemática de seguridad, del servicio de limpia, de asuntos financieros y ni cómo lidiar con las fuerzas opuestas a su gestión que le ponen el pie y que bailan de gusto para festejar sus pifias. 

A casi dos meses de gobierno, los regidores no son la excepción cuando de opacidad, falta de acción y de proyectos y conocimiento de causas hablamos. Sabedores de que son mayoría han exhibido sus verdaderos intereses y han planteado ya sea en privado o en sesiones de cabildo, su capacidad de anular al presidente y hasta de darle “golpe de estado” si no les son satisfechas sus exigencias y pretensiones casi siempre en materia monetaria. 

Cuatro años y ocho meses son mucho tiempo. Una eternidad para aquellos munícipes que van a trabajar y para los que ya no saben para qué demonios se metieron a la política. Lo es también para el pueblo que ve los errores continuos y constantes de sus gobernantes que ahora empieza a comprender  que los diputados de la pasada legislatura cometieron otro error al propiciar un mandato tan largo; no anticiparon que esto podría ser un calvario para todos… claro, menos para esos políticos que nunca perdieron. 

A casi dos meses de administración municipal se empieza a vislumbrar cuáles presidentes no van a cumplir el periodo para el que fueron electos. Ni ellos ni el pueblo van a poder soportar tanta presión. Como sea, en algunos municipios vienen tiempos malos.