Urgente devolver voto a presidentes de comunidad

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Quitarles el voto a los presidentes de comunidad en las sesiones de cabildo, lo dije y lo sostengo, fue algo más que una estupidez. Sin duda los legisladores que aprobaron tanbrillante e histórica reforma en el congreso de Tlaxcala ignoran completamente la importancia de estos servidores públicos que lejos de carecer de jerarquía dentro del organigrama de gobierno, su existencia y actuación representa el primer contacto de la sociedad con el servicio público o con el poder.

Los argumentos esgrimidos por los diputados para aprobar tal aberración legislativa tardaron muy poco tiempo para caer ente el peso de la realidad. No por casualidad los actuales, algunos, representantes populares, buscan revertir ese decreto y pretenden devolver ese derecho constitucional a los presidentes auxiliares.

Si ponemos en la balanza el grado de confianza o desconfianza que el pueblo le tiene al servidor público, sin duda las de perder la llevan los diputados algunos de los cuales, después de ser beneficiados con el voto de la gente, jamás regresan a las poblaciones y mucho menos cumplen las promesas que hicieron para poder ganar. No es ocioso decir que muga gente en los comunidades de Tlaxcala ignoran el nombre de su representante en el congreso.

Igual suerte corren los regidores a quienes, con argumentos ciertos o injustamente, el pueblo califica de holgazanes, de cobrar sin hacer nada, de no rendir informes de sus actividades, de pasar el tiempo presionando al alcalde para beneficiarse personalmente y de utilizar el cargo para ayudar a sus familiares; no todo de esto es cierto, pero ese es el ánimo casi generalizado de la población.

Pero los presidentes de comunidad son otro asunto, pues ellos son la autoridad más cercana, mas identificada con nombre, apellido, dirección y hasta manías. El presidente auxiliar es el primer dique de contención de la problemática social, es el primero que da la cara a la inconformidad y es el que responde por la falta de obra o de presupuesto. Este funcionario es incluso autoridad moral, garante de la paz y ejemplo de rectitud o buenos modos; es el que mantiene la estabilidad junto con la autoridad religiosa desde las fiscalías y mayordomías.

Para ser presidente de comunidad se requiere lo que no, para llegar a ser diputado, presidente municipal o regidor: solvencia moral, autoridad ganada por trayectoria dentro del pueblo, respeto por su honestidad y honradez y sobre todo, por el compromiso ante su gente para trabajar, servir y dar resultados; para ser legislador, alcalde y regidor se requiere dinero, mucho dinero. Y promesas y regalos y mítines y malas mañas pues de lo que se trata es de ganar por encima de quien sea y de la forma que se pueda. Hay una inmensidad entre estas dos situaciones.

El pretexto del congreso de quitarle el voto a los auxiliares porque se confabulaban para presionar el presidente municipal y así obtener beneficios, sin duda demostró que de TODOS los que aprobaron ese decreto, ninguno había sido antes presidente de comunidad y, por ende, jamás estuvo en una sesión de cabildo en donde este tuviera que defender aunque sea un poco de recurso para satisfacer las demandas de la gente.

Quienes consumaron tal absurdo sin duda jamás se fueron a parar antes en una asamblea general de pueblo en donde la sociedad reclama al presidente de comunidad la falta de apoyos que a veces son para las clausuras escolares, para las hermandades religiosas, para eventos deportivos, para la gente de la tercera edad y para los niños y para todo cuanto se mueva y respire dentro del pueblo.

Que si hay grupos de poder y de presión al interior del cabildo, sí, pero estos nos los forman ni apoyan ni financian los presidentes auxiliares, primero porque no tienen tiempo ya que son requeridos de forma permanente en sus pueblos y segundo, porque saben que si por las buenas no logran dinero para su gente, bajo presión, menos.

Luego entonces, devolver el voto a los presidentes de comunidad más que el cumplimiento de la labor legislativa de los diputados, presentará reparar un error que devuelve la mayoría de edad a los pueblos y a sus autoridades quienes, vistos desde esa reforma estúpida, son menores de edad, incapaces de gobernarse y administrarse solos, no aptos para identificar sus necesidades y una chusma que al no saber conducirse y gobernarse habría de llevarse de la mano.

Es urgente devolver el voto a los presidentes de comunidad pero urge también evitar este tipo de acciones de los diputados que se hacen que trabajan pero que no olvidan su salario ofensivo y denigrante.