Un diamante por pulir

las verdades de una competición

La estrategia de Zaira Moreno Lule en la temporada es clara: encarar el calendario que conduce a futuro a Mundial de Atletismo con dos directrices marcadas. La primera, consiste en foguearse como promesa que es, contribuir a su formación competitiva y trabajar en el futuro ; la segunda, optimizar sus apoyos para su preparación a la cita universal, para que llegue allí en plena forma sin descuidar sus estudios Universitarios.

Si fuese necesario destacar algo de la destacada participación de Moreno Lule, podría ser calificada como la gran esperanza del atletismo en 800 Mts de cara al futuro, criterio amparado en su, edad potencia física y exquisitez técnica, la cual, por demás, irá mejorando con el paso del tiempo.

La segunda han sido una agradable sorpresa para los seguidores del atletismo en 800 metros en donde Apizaco y Tlaxcala entero se incluye.

Los números y marca de su prueba en Hermosillo Sonora, ofrecen muchas esperanzas ante el rendimiento de Zaira, de 20 años, quien fue motivado de un trabajo bien intencionado, serio e inteligente, por parte de su entrenadora en Tlaxcala. Semejante talento debería ser aprovechado en beneficio del atletismo en México en un futuro a mediano plazo.

Resulta imposible no recordar entonces a grandes estrellas del deporte nacional cuyas dolencias físicas, aún cuando no han podido mitigar las ansias de subir a lo alto del podio, han estado ahí, lo mismo en un gesto, que en un grito.

Desafortunadamente, el sacrificio de estos  atletas, con capacidades únicas, sí, pero seres humanos al fin, muchas veces se tornan invisibles para quienes, desde fuera de la pista, de los terrenos, juzgamos sin piedad alguna las actuaciones que no satisfacen nuestra implacable sed de triunfos.

Debemos entonces escarbar bajo la piel de los deportistas, sentir como nuestras sus frustraciones y comprender esa terrible sensación de saber que el esfuerzo de todo un período fue echado en saco roto.

Yo he sido un horrible atleta de pista en mi vida. Lo he intentado hasta el hastío, enamorado furibundo como soy del mundo del músculo y la acción, mas mi cuerpo reniega responder las órdenes de un cerebro que pide más de lo que puede recibir.

Tal incapacidad me ayuda a arribar a una conclusión necesaria: la victoria está condicionada por muchos factores que van más allá de querer y abarca otros renglones como la calidad de los contrincantes o que, sencillamente, no cualquiera puede estar en el grupo puntero con lo mejor del País y ser digno contrincante hasta el final.

 

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