I. Carolina Campos
“Antes el 14 de febrero para mí era una fecha que deseaba llegara si era posible cada mes, hoy esa fecha es la más dolorosa de mi vida, los recuerdos reviven en mi mente, y aunque no quiera, esa día llega. Veo Muchas parejas enamoradas caminar por la calle tomadas de la mano, besándose y haciéndose promesas, que quizá, algunos no cumplan, pero el escucharlas de la persona que amas te da vida, te sientes en la gloria por el simple hecho de estar con el ser amado”.
Clara, nombre ficticio de nuestra entrevistada para cubrir su identidad, nos concede hablar de lo que ha vivido y que ha dejado huella en su corazón, un corazón que espera ver realizado algún día su sueño.
Joven mujer de poco más de 30 años de edad vive atada a situaciones sentimentales que le dejaron marcado la existencia. Vecina de una comunidad de la zona norte del estado, decide compartir con nuestros lectores de Ojo Águila parte de su vida, de su historia, una historia que dice, de recordar la hace vivir momentos hermosos y a la vez muy tristes.
Sentada en su sillón negro y cubierta con un cobertor infantil de color azul, nos cuenta el inicio de la historia, de acuerdo a información que nos platica su familia, esos recuerdos la han mantenido atada a ese sillón y a la cobija infantil.
“No me gusta hablar de esto, sabes, es algo que no quiero recordar. Los hombres piensan que una mujer al decir te amo es sólo un cumplido o una frase que se dice de novios y ya, pero no, no es así, cuando una mujer dice Te Amo, el hombre debería de creerlo de verdad. Me enamore cuando tenía 15 años, era muy joven pero amaba verdaderamente, con un amor limpio que no pedía nada más que amor. En ese tiempo en la escuela conocí a quien fue mi primer novio, mi gran amor y mi gran dolor. Él me enamoró con sus detalles, con sus bromas, con sus ocurrencias y con su promesa de matrimonio y de formar una familia con dos hijos…”
“…Todo parecía ir bien. Terminamos la preparatoria y ambos fuimos a la universidad en Puebla, vivíamos nuestro amor hasta que un 14 de febrero me dio la sorpresa. Envuelto en una rosa roja me entregó el anillo de compromiso y me pidió matrimonio, Yo, casi me vuelvo loca de emoción, sería su esposa, sería feliz y lo haría feliz a él. Antes ya habíamos platicado que sólo tendríamos dos hijos, lo que Dios nos diera niños o niñas, lo que fuera, habíamos planeado que él trabajaría mientras yo cuidaría a nuestros hijos y después me dejaría ejercer mí profesión y ambos cuidaríamos a los hijos, (baja la cabeza y le ruedan lagrimas por las mejillas)…”
“…Sabes, no todo lo que sueñas o planeas se cumple. Desde luego le dije, si, si acepto, pero claro que acepto ser tu esposa, y ambos planeamos como y donde íbamos a vivir. Ese día no podía callarme algo tan hermoso como es la propuesta de matrimonio y se lo conté a mi mejor amiga por teléfono, ella no se sorprendió mucho y no compartió conmigo mi emoción, sin embargo pensé, lo más impórtate en que José Luis y Yo seamos felices, no hice mucho caso a su reacción. Recuerdo que fue un día muy lindo, pero quien me iba a decir, lo contrario…”
“…Después de la propuesta de matrimonio, que bien me acuerdo fue a las 3 de la tarde, por la noche fuimos a cenar me fue a dejar a mi casa y nos prometimos vernos a otro día. Todo iba bien, o al menos eso parecía. Mi madre se puso muy contenta cuando le dije que me casaría con el amor de mi vida, entonces él tenía 24 años y yo 23, mi madre me ofreció apoyarme en todo para la boda, la única que no vi contenta fue mi hermana mayor y mi cuñado, aparte de mi mejor amiga…”
“…Pasaron los días y así se cumplió un año de la propuesta de matrimonio, hasta que precisamente se acercaba el 14 de febrero y mi cuñado me dice, oye quieres venir con nosotros vamos a una fiesta de mi patrón, se casa su hija en Veracruz y me dio pases es la fiesta es en un salón, le dije si, vamos, y nos fuimos, pero claro que antes yo le avise a Luis, sólo que no le dije en donde sería la fiesta, y él me dijo, si, ve, yo tengo mucho trabajo y no vendré una semana, salgo de viaje mañana. Entonces él trabajaba como ayudante de un comerciante que salía a viajes largos por eso entendí que se iría por varios días, como antes lo venía haciendo”.
Con las lágrimas a punto de brotar, dobla con cariño la cobija azul y la abraza contra su pecho, y continúa su historia.
“Fuimos a la fiesta y ahí me lleve la peor sorpresa de mi vida, el novio de la boda era mi novio Luis y su esposa estaba embarazada, se casó el 14 de febrero justo al año en que me pidió matrimonio, él y yo habíamos acordado que nos casaríamos en cuanto termináramos de estudiar, terminábamos en junio y en cuanto nos graduáramos iniciaríamos los planes de la boda y nos embarazaríamos al año, todo lo teníamos planeado. Mira, este cobertor él lo compró como símbolo de nuestro amor y con lo protegeríamos de toda adversidad a nuestra familia, lo conservo porque sabes, aun lo amo, amo a ese hombre a pesar de su traición, no pude sacarlo de mi corazón. Ese día me quería morir, y creo que él también cuando me vio, Salí disparada de la fiesta quería morirme, y a veces sigo con la misma idea de morirme, no puedo superar que me haya hecho eso, no entiendo hasta ahora porque no me amo como yo a él, para que tanta mentira, porque me engaño si yo le di todo mi amor y mi confianza, y sabes, estaba a punto de entregarle mi virginidad…”
“…Te confieso que aún lo amo pero él jamás lo sabrá, si, sé que soy una tonta por amar a quien no se lo merece, pero lo sigo amando, lo sigo esperando, lo estoy esperando. Han pasado siete años de eso y no puedo superarlo. No seré de nadie más que de él. Después de eso él no me busco, no me explicó nada, no sé nada, lo único que tengo y con esto me voy a morir, es esta cobijita azul con la que teníamos planeado proteger a nuestra familia”.
La familia de Clara dice que ella no se ha vuelto a enamorar pues sigue enamorada de quien la traiciono “Él se llevó a mi niña en su traición, no se ha vuelto a enamorar. Ese cobertor azul que tanto abraza es lo que la mantiene viva porque dice, que él algún día la va a venir a buscar y entonces serán felices”, finalmente entre llanto y sonrisa Clara se acomoda en el sillón negro, su hermana menor dice que es el lugar donde los novios solían sentarse juntos y donde ella espera que en un 14 de febrero él regrese para amarla toda la vida