Tiempos violentos

Hace unos días dábamos cuenta en Ojo Águila sobre que estadísticas del Semáforo Delictivo Estatal, indican que en Tlaxcala los homicidios dolosos y el robo de vehículos se encuentran en luz roja y que la capital, incluida su zona conurbada, mantenía alta la prevalencia de esos delitos, junto con otros municipios importantes.

Lamentablemente ahora vemos que eso no solo se trata de una percepción – como dijera la Secretaria de Gobierno, Anabel Alvarado –, sino de una cruda realidad. Y peor aún, que cada vez parece ser que los delincuentes son menos “discretos”, o lo que es lo mismo, les importa muy poco que los vean. Ahora sus fechorías las cometen lo mismo a plena luz del día, que con testigos alrededor, sin utilizar pasamontañas o en un lugar altamente transitado.

Muestra de ello fue el asesinato la tarde del martes de un chofer de una colectiva ATAH en el bulevar Revolución, a la altura del Jardín Botánico de Tizatlán y a unos cuantos metros ni más ni  menos que de Casa Tlaxcala, donde el gobernador Marco Mena tiene sus aposentos. El objetivo de los maleantes fue la unidad vehicular.

Con ese botón – hay decenas más documentados en los medios –, ahora no solo es riesgoso tomar un autobús de 40 asientos o más, sino da lo mismo una camioneta de transporte público de reciente modelo. Y tampoco importa si es para trasladarse entre poblaciones apartadas que dentro de la ciudad. Los delincuentes están haciendo de las suyas.

Hace ya varias semanas, comentábamos en este mismo espacio que un permisionario de la ruta Tlaxcala – Cuaxomulco, reveló que los transportistas ya tenían detectados los lugares donde presuntamente remarcan los vehículos o los desarman: en talleres ubicados en Contla, Santa Cruz Tlaxcala y Tzompantepec. Por si fuera poco, no dudó en señalar a policías de investigación de la PGJE coludidos en el tema. Estos datos solo a colación, a propósito…

El robo y asaltos a autos y transporte particular, de carga y público, incluidos taxis, continúan sin parangón con respecto a otras épocas, pero ahora – como dijimos líneas atrás – lo preocupante es que los mafiosos ya no cuidan las formas y con ello lo que logran, sea su objetivo o no, es generar un ambiente de miedo o de menos de incertidumbre.

Ojalá las autoridades de los tres niveles en realidad se comprometan a hacer frente a ese y demás delitos, más allá de los discursos bien intencionados, pues los que sufren somos los ciudadanos de a pie, los que no tenemos el personal o los recursos al servicio directo. No queremos un Tlaxcala, hablando de todo el Estado, como un lugar sin Ley.

Por lo pronto, no estaría de más elegir la unidad de transporte público menos llamativa, ostentosa o nueva para los que tenemos la necesidad de utilizar el servicio público y mucho menos hacer confianza innecesaria, por lo menos hasta que se nos garantice la seguridad suficiente.

Por cierto que el lunes, también por la tarde con mucha gente y mucha luz natural, se consumó un asalto a la nueva tienda Elektra de Santa Ana, de la colonia Buenos Aires. Hasta la próxima.

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