Te casas y crees que ya lo tienes todo, la vida cambia en un instante: Marlen

 I. Carolina Campos

Cuando eres joven sueñas en casarte, tener hijos y conducir tu hogar de la mano de la persona que amas, pero la vida cambia, te presenta situaciones fuertes y te hace vulnerable al grado de pensar en que no podrás salir adelante; prácticamente te rindes y no piensas en que si te quedas en la vida es por algo, para algo y porqué existe gente buena que cuida a personas que no pueden valerse por sí mismas, como es mi caso, es la historia de Marlen Navarro Martínez, una mujer de alrededor de 55 años de edad.

Marlen, sentada en una silla de ruedas cubierta con una capa calientita, bañadita y bien peinada, muestra en su mirada el brillo del agradecimiento a quienes están pendientes de ella en una estancia que vale oro por los cuidados y atenciones a las personas adultas, recomienda a las nuevas generaciones cumplir cabalmente con sus estudios y terminar una carrera profesional, posterior ahorrar para cuando los años caigan sobre sus hombros y el peso los limite a moverse por sí mismos.

A su edad, recuerda que en su juventud no pensó en ahorrar para el futuro pues se casó y con esa ilusión de formar un hogar al lado de la persona amada, no imaginó que la vida le deparaba otra situación en la que se quedaría sin esposo y sin hijos.

“Darle las gracias a todos los que nos atienden. Mi mensaje a los jóvenes es que guarden dinero para pagar una estancia y para no molestar a la familia, se me hizo fácil, desde joven, dije, no pues ya estoy casada, yo pensé que eso era todo y cometí el error de nunca guardar. Yo no tengo estudios nada más la primaria…”

“…Me case y creí que ya eso era todo, mi esposo murió y mis hijos murieron. Mis hermanas me ayudan, me vienen a ver cada mes, estoy contenta, cuando me llevan a la casa me preparan la comida que me gusta, me gusta mucho el arroz y el mole, la sopa fría. Aquí realizamos diferentes actividades, la gente que nos cuida, nos baña, nos cambia, nos llevan a desayunar, además tenemos talleres, me gusta toda la música, me gusta cantar y si vamos a bailar nada más bailo los ojos porque no puedo, pero me divierto mucho, si tenemos que jugar juego lotería y así se me va el tiempo rápido con actividades”.

Marlen vive agradecida con sus hermanas y con las personas que están al pendiente de ella en un lugar agradable y limpio donde se respira tranquilidad, inmueble rodeado de áreas verdes y al interior flores de colores, de un campo frondoso, arboles robustos y fuertes, amables y nobles amigos con quienes comparte algunas actividades diarias.

La soledad no siempre es estar sólo, puedes vivir con tus recuerdos y volver a ser feliz o ponerte triste, de acuerdo a tu estado de ánimo, aprovechar con la familia los momentos que puedas pasar, es sin duda momentos que valen oro, y si encuentras un lugar donde la gente, las actitudes, los compañeros y el trato es agradable, hacen menos pesada tu vida y te ayudan a ver que la vida es bonita y que debemos vivirla día a día, expresa nuestra entrevistada en una plática y mensaje que comparte con nuestros lectores de Ojo Águila.

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