Mtra. Elsa Martínez Flores/Columnista
Recientemente las redes sociales explotaron contra la ex vedette Lyn May quien ya ronda los 68 años y que anunció su reciente “embarazo” de tres meses, la nota va acompañada de una fotografía donde se hace acompañar de su novio treintañero.
Los ataques más crueles provienen de perfiles de mujeres, quienes prácticamente la masacran por anunciar tan singular información que a muchas les pareció desde risible hasta ridícula.
La artista, quien está en todo su derecho de anunciar lo que se le pegue la gana acerca de su “gestación” tuvo un objetivo mediático: generar polémica para seguir vigente, como sea, la mujer centro de críticas, soporta esto y más, no es la primera vez que se encuentra en el ojo del huracán, sin embargo; desata el análisis en el discurso de las mujeres, dentro de una noticia sensacionalista y bromista al final lleva un mensaje.
Quienes comentaron lo hicieron de tal forma que pareciera que estuviéramos en épocas anteriores, donde apedreaban a las que consideraban “impuras”, “infieles”, “brujas” entre otras conductas no bien vistas en esas sociedades arcaicas, llenas de ignorancia.
Estos comentarios echan por tierra el trabajo de otras féminas que salen a defender los derechos que cada una tiene de hacer lo que desee con su vida y lo que esto conlleve.
La tan famosa palabra SORORIDAD, acuñada en los años 70 que refiere una hermandad entre mujeres, se va directamente al bote de la basura y nos damos cuenta que la “nueva forma de mirar a género femenino, desde el respeto y el cuidado mutuo” que tanto se pregona está prácticamente en pañales.
Aún estamos conducidas por el patriarcado y la complicidad entre mujeres es incipiente en pleno 2021 cuando todo debería ser diferente, este caso es muy probablemente uno de miles que existen, pero criticado por la fama que le rodea por eso es resonante.
Muchas veces lo he dicho, no soy feminista porque pienso que la conducta humana debe regularse por partes iguales, pero sin apasionamientos y alejarnos de ideas que no dan unión sólo la confrontación.
