Por: Mtra. Elsa Martínez Flores
Fue en esta semana que México celebró el Día del Abogado, una profesión tan noble como criticada, principalmente de quien solicita los servicios de estos profesionales del Derecho, han sido estigmatizados gracias a que muchos de sus colegas se encargaron anteriormente de dejarles una mala fama, me queda claro que no todos son iguales y que cortarlos por la misma tijera significaría tener poca visión.
Existen los de escritorio y los litigantes, además de los estudiosos de las Leyes y los que se dedican a impartir clases, cada quien, desde su trinchera se esfuerzan por realizar un buen trabajo, pese a la carga excesiva de que muchos de ellos tienen y me refiero con esto a quienes se desempeñan en la procuración de justicia, lugar donde se ha tratado de ser más eficiente en cuanto a resultados y evitar errores los cuales van a dar a un expediente que tarde o temprano será su carta de presentación en otro lado.
Conocí en algún momento de mi trayectoria a muchos que destacaron, otros más sufrieron y tuvieron que llorar porque su trabajo no fue reconocido por sus superiores, quedándose hasta la madrugada para integrar una carpeta de investigación, malpasándose en muchas ocasiones. También a los que les gustaba profesionalizarse, renovar sus conocimientos diariamente por amor a su profesión.
Y qué decir de los litigantes, que acudían a las dependencias para defender a sus clientes, que se actualizaron por su cuenta, pagando de su bolsillo para profundizar acerca del Sistema de Justicia Penal Acusatorio y acudir a las audiencias en donde tuvieron grandes fracasos que se convirtieron en experiencia desgraciadamente.
No todos los abogados deben ser tratados como “abogansters”, o “quien pide una lana” para que los casos que se dirimen en una mesa de investigación o un juzgado puedan llegar a buen término. Tampoco se trata de colocarlos en un altar porque no es el objetivo, sino de sensibilizar a quienes ya no creen en que la justicia se aplica de forma correcta.
Desgraciadamente, a la ciudadanía le falta interés y tiempo para conocer los protocolos y caminos conducentes para abordar un problema de carácter legal y de esta forma evitar que ellos mismos sean víctima de personas que desean hacer su “negocio” a costa de su desconocimiento en el tema, evadir los juzgados antes de que el asunto se haga mayor.
La carrera de Derecho es sacrificio y lectura, además de que exige de una impecable imagen, saber expresarse y de una redacción pulcra, son muchas veces, los candidatos ideales para otras áreas como la de comunicación, por ejemplo.
Se abrirán nuevos horizontes con la próxima administración y deberán estar a la altura de las circunstancias, desde su lugar de trabajo, para desempeñarse de la mejor forma posible y que la gente borre poco a poco esa imagen injusta para muchos, la cual es resumida en una frase que el comediante Cantinflas dijo en tono de sorna hacia los litigantes en la película “El Analfabeto: “La justicia llega, tarde, pero llega, lo que pasa es que como es ciega no sabe por dónde anda”.