SOCIOLOGANDO

Mtra. Elsa Martínez Flores/Columnista

Precisamente ayer cuando ya había decidido escribir acerca de redes sociales para esta columna, media hora después, dos de ellas cayeron así como también una aplicación de paquetería instantánea, lo cual me permitió observar el comportamiento de las personas al carecer de estas herramientas consideradas básicas para el trabajo diario y para interactuar con los demás.

Al inicio fue entendible debido a que las personas han estado acostumbradas al repentino colapso de face como whats por algunos minutos, pero en esta ocasión fueron seis horas en las cuales se tuvieron que emplear otras alternativas para poder comunicarse como hablar por teléfono, usar telegram, twitter o bien mensajes de texto.

Todo lo anterior, se usó para dar continuidad al trabajo, seguir con la conversación que dejaron inconclusa, no querían sentirse desconectados del otro a la distancia. De repente, la gente retrocedió un poco dejó por un buen rato la computadora y su celular porque “no se adaptaban” al uso de otras redes, pero debían usarlas.

Muchas de las actividades que se realizan actualmente, descansan en el uso de Facebook y de WhatsApp, no dudo que Instagram también hizo falta pero no en Tlaxcala, donde se utilizan definitivamente Face para mantenerse informado y seguir medios de comunicación digitales, y qué decir de WhatsApp, casi indispensable para envío de información, platicar y que ha hecho sentir a la gente conectada todo el tiempo aunque no veamos a los demás, basta verlos “en línea” o su” última conexión” para saber que la persona está ahí.

Hemos estado tan acostumbrados al uso de esta tecnología que al no tenerla, la población tuvo que hacer un esfuerzo para comunicarse de otra manera, acercarse al prójimo, descubrir que hay otra realidad, dejar el mecanismo de estar por horas face o mensajear y observar que si bien son importantes por lo que representan ahora, definitivamente podemos adecuarnos a otras alternativas y continuar el proceso comunicativo.

Facebook se desplomó al igual que sus acciones por unas horas, lo cual nos da un claro mensaje: si lo que ha generado millones de dólares en el ámbito comunicativo no funciona, se buscan alternativas, porque el mundo no se detiene por una falla, tal vez por horas pero no demasiado, se buscan opciones y este colapso abre nuevas rutas tanto para investigar las conductas que se han desarrollado en redes además de que con cierta dificultad el ser humano puede acostumbrarse para transitar por otros caminos, lo que sí es una verdad inexorable es que el ser humano no puede dejar de comunicarse.

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