Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
La Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, CROC, da muestras de verdadera representación sindical en Tlaxcala y da señales de que al menos una central obrera en la entidad, existe, funciona, defiende los derechos de los trabajadores y enseña las uñas a los empresarios, en este caso, a los empleados del poderosísimo Carlos Slim, dueño de AMATECH.
Por años, las principales centrales obreras en el estado han hecho lo mismo: vivir de las cuotas de los trabajadores y vender la lucha mediante acuerdos que enriquecen a los líderes. La CTM y la CROM son un claro ejemplo de corrupción entre los empleadores y la clase obrera. ¿O acaso nos van a decir que en las empresas en las que tienen representación todo es felicidad, que los obreros están conformes con los excelentes salarios y las sobradas prestaciones con que cuentan?
La situación de los trabajadores tlaxcaltecas está muy lejos de ser de primer mundo y sus percepciones distan mucho de ser las mejores o que cubran las necesidades de las familias. En todas las factorías asentadas en los parques y ciudades industriales hay inconformidades y peticiones de mejores condiciones laborales y mejores salarios y prestaciones mismas que no son atendidas ni encabezadas por los delegados sindicales ni por los secretarios generales.
En muchas empresas el obrero está prácticamente desamparado, a merced de los patrones que lo despiden con el mínimo pretexto y si acaso se atreve a exigir sus derechos es amenazado y agredido, siempre con conocimiento de sus supuestos líderes sindicales que ya antes han negociado aumentos salariales de ley, despidos injustificados, finiquitos, contratos colectivos y nuevas contrataciones.
Para muchos grupos de trabajadores, el sindicato que se supone está para defender sus derechos y para representarlos ante la parte patronal, son simplemente un estorbo. Son unos verdaderos gánsteres al servicio del empleador y verdugos del obrero. A costa del sacrificio y necesidad de los operarios esos falsos líderes se enriquecen de forma vergonzosa también bajo la complicidad de las autoridades del ramo tanto del ámbito federal como estatal. La justicia para el trabajador es letra muerta en la mayoría de los casos.
La enorme mayoría de las centrales obreras en México y en Tlaxcala en particular son parte del problema y la corrupción. En términos generales, negocian los contratos colectivos con la empresa, regatean derechos laborales, están conformes con los despidos injustificados y sacan ganancia de los montos por liquidación cuando se da el caso de concederle derechos a un obrero. Ser líder sindical es un buen negocio: no hay uno sólo que se arrepienta de serlo.
Por eso es que encontrarnos con una central obrera que como la CROC que en estos momentos tiene tres huelgas en el estado de Tlaxcala es una agradable sorpresa y un ejemplo de lo que debe ser el sindicalismo en nuestro estado. Actualmente, ese gremio de carácter nacional está representando los derechos de los trabajadores del Hotel Posada San Francisco, de los empleados del Hotel Misión Atlihuetzia y de la empresa AMATECH. Hoy por hoy, la CROC es referente de representación obrera y de la lucha por los derechos de los obreros.
Triste es que las empresas se nieguen a otorgarles a sus empleados sus derechos. Los patrones creen que todo es ganar, que no debe existir el capital de riesgo o que de plano los hombres y mujeres deban agradecerles en tener un empleo, tal y como estúpidamente lo dijo un representante de la AMATECH. Si ya de suyo es grave que los empleadores nieguen derechos a los trabajadores, que el salario no cubra las necesidades de la gente, a esta tragedia se suma el abuso criminal de quienes supuestamente tienen como obligación defender a los obreros.