De por sí desde febrero de 2014 en que el Cabildo de Chiautempan aprobó la instalación de parquímetros en calles de la ciudad, la medida fue antipopular y causó mucha inconformidad. Tal fue el nivel de esta, que en el mes de julio de ese mismo año, bastó que un policía atropellara con su patrulla a una mujer, para desatar la ira de una parte de la población que aprovechó para arremeter contra los parquímetros, causando desmanes al destruir algunos de ellos. Las consecuencias fueron para la entonces administración de Antonio Mendoza, la cual, sin embargo, logró mantener la operación de ese sistema.
Pero hoy las cosas respecto a los tragamonedas que dan tiempo de aparcamiento no han cambiado mucho. Primero, en 2017, el fracaso de los parquímetros virtuales; ahora, la operación se mantiene estrictamente en un estado “ilegal”, toda vez que desde enero que se propuso el cambio de empresa, el contrato no ha sido exhibido por el alcalde Domínguez Rugerio y mucho menos se ha aprobado su reglamento.
Eso mantiene dividido al Cabildo, donde cinco de sus integrantes con derecho a voz y voto, incluida la Síndica Linda Ixchel Mejía, se han manifestado en contra de ese servicio, mientras que otros cuatro sí están a favor.
Tal situación ya trajo consecuencias, al protagonizar la representante legal de la comuna, junto con los Regidores Manuel Morán, Elvira Rivera, Rocío Escalona y Daniel Jiménez, una literal confrontación el viernes pasado con el representante de la empresa COPEMSA, Rubén del Razo, incluso con policías municipales que protegieron a este, luego de que al menos una veintena de vehículos fueron infraccionados “injustificadamente” en la calle Díaz Varela.
Pero más allá de esto, el asunto podría convertirse en una especie de bomba de tiempo, pues el bloque opositor a los parquímetros ha convocado a la ciudadanía a no pagarlo hasta que se regularice, lo cual tendría que suceder mediante un gran acuerdo al interior del Cabildo. Pero si una vez ya vecinos se levantaron, en esta ocasión cuando hay motivos para no obedecer los parquímetros, una eventual situación de enojo social no sería rara.
Y es que es evidente que para alguien es un gran negocio. La empresa operadora incrementó la cuota mínima de estacionamiento, el personal de parquímetros anda “a las vivas” para detectar tiempos vencidos, ahora la policía puede actuar en consecuencia con la inmovilización del vehículo con retiro de placa, y por si fuera poco, se le faculta a COPEMSA utilizar grúas caras para arrastrar el vehículo de quien se niegue a pagar la multa. Todo esto constituiría un abuso, más aun si se toma en cuenta que no existe reglamento.
En otros espacios hemos dicho que el funcionamiento de parquímetros en la ciudad de Santa Ana no está fuera de lugar, en la medida en que se elimine la anarquía en las calles céntricas con espacios apartados o vehículos estacionados todo el día, empero, es obligación de la autoridad manejar el tema con total transparencia y que los recursos se vean reflejados en beneficio de los chiautempenses.