Seamos mejores ciudadanos, hoy

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

A mucha gente le gusta creer que sus deseos o expectativas se harán realidad sólo con el poder de su imaginación. Votaron por un candidato presidencial que les prometió las perlas de la virgen y el ambiente y condiciones del edén, es decir, todo se debería logar sólo con el chasquido de los dedos o la invocación de fuerzas divinas y misteriosas.

Muchos mexicanos, aquellos que no se esfuerzan por superarse, aquellos que sólo tienden la mano para que les llegue lo que creen que merecen, aquellos que obtienen lo que siempre quieren utilizando la presión, la violencia y el chantaje, los que siempre han vivido al amparo de los cargos políticos o en la administración pública, imaginan que con la llegada del nuevo gobierno federal se realizará la multiplicación de los panes y de los peces y que no tendrán que trabajar, ni modificar sus actitudes ni ambiciones… les conviene pensar en un milagro.

La anterior campaña electoral buscaba el triunfo a cualquier costo. Siempre ha sido así y así seguirá siendo. Se trataba de ganar prometiendo. Se hizo uso de los defectos, errores y omisiones de los actuales gobiernos para exponerlos, magnificarlos y ponerlos como ejemplo de malos administradores… se ofrecieron cargos públicos, atención personalizada, respeto, eficiencia, eficacia, becas, regalos, apoyos en dinero y en especie. Se abusó de las promesas y se exageró en los beneficios y logros.

Los políticos como siempre, ofrecieron honestidad como si fuera honradez, crecimiento económico como si de ellos dependiera, disminución de la pobreza como estuviera en sus manos eliminarla, poner fin a la corrupción como su tuvieran la capacidad de modificar por artes de magia la mente de la gente, acabar con la impunidad como por decreto y terminar con la violencia generalizada y extendida por todo el país sólo con el puro deseo y las buenas intenciones.

Lo malo es que muchas personas, una enorme proporción de la sociedad mexicana, por conveniencia, por ignorancia, por haber sido engañada o por lo que usted quiera, no sólo ha creído todo sino que lo espera convertido en realidad y ya se ve en el primer mundo, ya se siente disfrutando de los beneficios que habría de traer como magia el cambio e imagina que no tiene que esforzarse, superarse, sacrificar bienestar, levantarse temprano, estudiar ni ser mejor persona para tener lo que cree que merece. Ese es ahora el problema.

Esas personas, inocentes o autoengañadas se van a convertir en enemigos del próximo régimen al no ver satisfechas las expectativas que ellos mismos se crearon. Muchos de ellos son los que ni siquiera son capaces de levantarse temprano, que no dan educación a sus hijos y creen que esa es responsabilidad y obligación del maestro y la escuela, muchos son aquellos que tiran la basura en las calles con total impunidad, los que sirven de ejemplo en el alcoholismo o las drogas, los que son muestra de machismo y valemadrismo.

El próximo gobierno no va a poder arreglar al país con padres de familia que fomentan, permiten y hasta alientan el machismo, que promueven la violencia hacia las mujeres y abren la puerta al feminicidio; ningún gobierno de ahora ni después logrará un cambio para México con ciudadanos que ensucian su calle o promueven la violencia. Nada se puede hacer con mujeres que quieren que todo se los solucione el gobierno, no se puede con líderes sindicales convertidos en verdaderos vampiros ni con funcionarios carentes de compromiso pero ricos en incompetencia, ineptitud e ignorancia.

México quiere, busca, necesita con urgencia, ciudadanos conscientes, comprometidos, participativos, educados, respetuosos, con voluntad de sacar adelante al país y corregir lo que durante mucho tiempo todos hemos hecho mal. México es generoso pero tiene en muchos de sus hijos a sus peores enemigos. A nuestro país no lo han venido a saquear, a corromper, a destruir, a ensuciar ni a ofender gente de otros países: somos los propios mexicanos quienes por envidia, por desidia, por conveniencia, por homofobia y por estupidez quienes lo tenemos en donde se encuentra.

El próximo gobierno federal y las autoridades por venir nada podrán hacer sin la participación activa, constante, permanente, comprometida, responsable y decidida de todos los mexicanos sin excepción. Ningún mandatario tiene el poder ni la fórmula ni siquiera la sugerencia para un arreglo mágico e inmediato de los problemas que nos aquejan como sociedad. Todos, en el ámbito de nuestra competencia, desde el hogar, en la familia, en el trabajo, en las actividades cotidianas podemos cambiar al país. Esa es nuestra obligación y nuestro derecho.

Creer que el próximo presidente de la república lo hará solo es autoengañarnos. Mejor empecemos a ser mejores ciudadanos hoy…

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