Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Por naturaleza o por costumbre, por ignorancia o indolencia, los humanos estamos predispuestos a temerle al cambio. La incertidumbre acompaña a los temores pues intuimos que la inseguridad de una real o supuesta paz, tranquilidad o estabilidad puede estar en riesgo y por eso consideramos o preferimos mantenernos en las condiciones del momento.
Lo que desconocemos nos parece siempre un riesgo, un peligro o la posibilidad de catástrofes bíblicas o hasta la pérdida de la razón y el encuentro con una realidad inimaginable. Tal ignorancia o confusión es perfectamente aprovechada por falsos profetas o líderes que lucran con la apatía, el fanatismo o la indiferencia casi generalizada de estos tiempos. Así es como nos desorientan e inducen el pensamiento o la opinión hacia sus intereses.
Lo digo por la recién discutida, aprobada y promulgada reforma a la Ley del Poder Judicial la cual tiene como característica que fue y es aprovechada por dos bandos y ambos nos aseguran que conducirá a nuestro país al caos, hacia la dictadura y que por eso vamos a dejar de ser una nación libre y democrática y que habremos de perder hasta nuestras costumbres, tradiciones, identidad y propiedades.
Lo cierto es que a ambos bandos les falto informar al pueblo las razones para aceptar o rechazar esas reformas, suponiendo que sirviera de algo que le gente conociera la forma y el fondo de eso. Sin aceptar o negar que esas reformas son buenas o malas, positivas o negativas, necesarias o capricho, ocurrencia o fundamentales, el pueblo debió conocer mucho más y con mucho tiempo de qué se trataba. Digo, para no caer en la sospecha de que por algo se hizo con esa velocidad y con la información apenas elemental.
Los que conocen de esas reformas no son muchos. Ni siquiera todos los trabajadores y funcionarios de cualquier nivel del Poder judicial pudieron conocer a fondo el tema. Muchos diputados oficialistas u opositores no alcanzaron a analizar ni reflexionar al respecto y el pueblo, la raza, la sociedad, apenas si alcanzó a saber que todo se debía a los abusos de los magistrados, jueces y demás tlatoanis del Poder Judicial. Toda condena se concentró en los elevados salarios de los jefes y de ese como mundo aparte en el que se desenvuelven y a lo que habría que poner fin,
La propuesta institucional, apenas vislumbrada por la población, es la de que las cúpulas de ese poder sean elegidas por el pueblo, en las urnas, con candidaturas. Pero los escépticos y opositores dicen que cómo algunas comunidades que se equivocan para elegir a su alcalde pueden acertar a nombrar al mejor juez, ministro u otro miembro de ese poder… y luego, sabiendo cómo se llevan a cabo las elecciones en México piensan en un resultado manipulado o de plano fraudulento para hacer ganar a alguien a modo…
Mal pensados como son, los opositores profesionales o los expertos emergentes y de ocasión dicen que no tiene chiste simular una elección de magistrados y jueces y MPs si ya se sabrá con mucha anticipación que van a ganar las propuestas de los poderes Ejecutivo y Legislativo pues ellos tienen la cerradura y la llave. Es que consideran que las propuestas de presidencia tienen que ser avaladas por las cámaras alta y baja pues ni modo que se opongan el jefe y que las propuestas de los diputados tienen que recibir el visto bueno de la presidenta de la república. Ni modo que no.
Y para rechazar las reformas al Poder Judicial hay muchos argumentos o pretextos todos bastante confusos o cuando menos sin sustento o sobrados de falta de información. Dicen que esas reformas van a poner fin a la carrera judicial, que ya no tiene caso estudiar derecho, que ya no va a haber interés de los abogados por superarse, que se terminó la división de poderes, que México se encamina al abismo del desorden y que hasta las inversiones extrajeras habrán de tener confianza en nuestro país como destino seguro.
En medio de este marasmo, una luz brilla que ilumina a todos y es la idea de que efectivamente, hacía falta una sacudida al Poder Judicial y hay unanimidad en la consideración de que ahí había abusos y nepotismo como para avergonzar a cualquiera… nadie, que yo o usted sepamos, podría oponerse a las excentricidades y a esa vida como de reyes o de sujetos elegidos que se tienen aún en esos mundos selectos donde sólo tenían que trabajar por el pueblo que es su jefe y patrón.
Creo que el temor es a lo que se desconoce y para poder opinar con el mínimo de lógica es conocer. Alguien nos tiene que informar con verdad y nos tiene que explicar con manzanitas y huesitos de chabacano qué onda con las reformas y de esa forma desenmascarar a quienes quieren engañar a los mexicanos. Falta información y sobran las suposiciones y los datos a modo para beneficio de algunos.