Rechazo total a toda forma de violencia

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

 

Mi filosofía irrebatible e invariable se resume en el empoderamiento total del diálogo y en el uso irrenunciable de la palabra como únicas formas para el entendimiento entre seres civilizados, inteligentes, cultos y educados. La violencia, sostengo de forma inalterable y definitiva, no es aceptable, venga de donde venga y la ejerza quien la ejerza y que esta forma irracional de comportamiento no es ni debe ser siquiera una opción o alternativa.

No entiendo la versión que habla de derrocar la violencia con más violencia, no acepto la idea de que se puedan obtener triunfos ni objetivos por medio de la violencia: el resultado será siempre innoble y cuestionado y será el resumen de alguna forma de estupidez. La violencia sirve de ejemplo y se propaga y es el recurso de quien o quienes desprecian o desconocen el diálogo como método único y medio de convivencia.

Utilizar la fuerza física individual o en grupo para imponer una idea, usar la amenaza y la agresión para lograr un objetivo, así sea mínimo, resta honorabilidad al motivo y avergüenza a la causa; la intimidación verbal y el ataque habla de seres imposibilitados mentalmente y vacios espiritualmente; la violencia será siempre un pretexto y no un argumento, será una cobardía individual o colectiva y una muestra irrefutable de que la sociedad es un grupo y no un pueblo humanizado y humanista.

Los seres conscientes, los que han logrado la superación, los que han alcanzado un cierto nivel de civilización e inteligencia, rechazan toda forma de violencia y ubican a este comportamiento o descontrol de la emociones como la síntesis del fracaso de las culturas en la época moderna. Son un error, una equivocación, un fraude, una ilusión, un proyecto y una falacia el conocimiento, la tecnología, la libertad, las instituciones, los gobiernos, las religiones y las ciencias si el hombre aún se escuda o recurre a la fuerza, al sometimiento, al miedo, a la represión y a la violencia para hacerse entender y para ser escuchado o para imponer una idea.

Nadie, absolutamente nadie puede exigir un derecho por medio de la violencia, dice nuestra carta magna. Y lo dicen también la consciencia, la razón, la educación, el sentido común, la dignidad, el honor, la inteligencia y la voluntad. Y no se puede poner como excusa el uso de esa violencia por parte de otras instancias, autoridades o personas en el pasado o en otros momentos o circunstancias para ejercerla ahora invocando agravios propios o comunes; al final, es tan bestial el que usó la violencia ayer como el que la utiliza ahora, por iguales o diferentes motivos…

Cualquier victoria lograda por medio de la fuerza, por el uso de la fuerza, por el sometimiento, por el miedo, por la violencia, por las agresiones y por el derramamiento de sangre, definitivamente y de forma ineludible debe tener sabor derrota, tiene sabor a fracaso. Y sólo los cobardes, los irracionales, los incivilizados, los incultos y los inhumanos se solazarán con el dolor de los vencidos y gozarán con por la heridas y llanto de los caídos. La violencia no debe tener cabida siquiera en el pensamiento.

La violencia no pude ni debe tener causa y mucho menos efecto; en ella no hay no hay ni debe haber origen y destino. Las consecuencias de esta jamás han sido, no son ni serán el resultado que se buscaba y jamás justificarán el medio. La violencia no debe tener inicio, no se debe nutrir de motivos, no debe tener espacio en donde dominen la razón, el diálogo, la palabra, la buena voluntad y la igualdad. La violencia no puede ser, jamás debió haber sido y no lo será nunca el destino anhelado de la raza humana.

La violencia debe prevenirse con educación, con buenos ejemplos, evitando que las malas acciones ocurran para que después no sirvan como pretexto; la violencia se aprende y se ejerce en la casa y se expande por la impunidad y por la mente miserable de cobardes; la violencia debe prevenirse para evitarse y no explicarse como disculpa o como evasión de responsabilidades..

Cualquier ser que se diga humano, consciente, civilizado y con un mínimo de respeto y voluntad debe rechazar toda forma de violencia.

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