Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
En todas las acciones e inacciones del hombre los resultados son los que cuentan. Y estos pueden ser razones o pretextos, explicaciones o justificaciones; lo cierto es que el Premio TOCI al mejor orador de México, un evento de oratoria que distinguía a Chiautempan a nivel nacional, por primera vez desde hace más de 20 años no se va a desarrollar en este municipio. Qué pena; muy lamentable realidad.
Justo cuando el Congreso del Estado de Tlaxcala, en 2016, le otorgó la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial de los mexicanos y en el periódico oficial del gobierno de nuestra entidad lo había convertido en un certamen de desarrollo anual obligatorio, las autoridades del municipio de Chiautempan, por la razón o explicación o pretextos que nos den, abandona el territorio que lo vio nacer y que lo fortaleció durante 18 ediciones.
El Premio TOCI jamás debió dejar de organizarse y llevarse a cabo en Chiautempan; es propiedad cultural colectiva de los santaneros. Fue por mucho tiempo lo que daba imagen y proyectaba a este municipio a nivel nacional. Por estas fechas, en todo el país se hablaba de Chiautempan por la trascendencia del concurso pues no hay que olvidar que a este encuentro de guerreros de la palabra hablada sólo participaban ganadores estatales y venían a disputarse la máxima presea de campeón de campeones.
Esta justa es ya referente a nivel nacional y una propuesta viable y tangible para nuestro continente. Al convertirse en Patrimonio Cultural Inmaterial lo hace obligatorio año con año y al mismo tiempo, la coloca como la posibilidad de un Premio Latinoamericano TOCI de oratoria. Porque el certamen mexicano que se desarrollaba en Chiautempan es la plataforma internacional para los ganadores y muchos de los triunfadores en el mundo y un sinnúmero de políticos y funcionarios exitosos de la actualidad dan testimonio de ello. De ese tamaño es la importancia de una celebración que se fue de Chiautempan.
Es bien sabido que en materia de cultura este municipio está en pañales; se conoce el poco o nulo interés que las autoridades le dan a este sector. Hay excelentes artistas y su obra se conoce en todo el mundo o cuando menos en América Latina, pero no en Chiautempan; hay quienes en las letras, en la pintura, en la música o en cualquiera de las bellas artes, recibe el reconocimiento y el apoyo en otras latitudes, pero no en su municipio de origen.
Es triste ver que en esta enorme ciudad no existan teatros, galerías, auditorios idóneos para el arte… ni siquiera un cine. Es lamentable que en Chiautempan de manera muy esporádica se presente una actividad artística y cultural de mediana calidad y eso, cuando La Secretaria de Cultura, antes CONACULTA, la envía. De no ser así, el presupuesto local asignado para cultura, si existe, no alcanzaría ni para exhibir garabatos.
Eso explica pero no justifica que el único evento anual que le daba renombre y gloria a Chiautempan se haya ido. Se fue como se van los que quieren triunfar, los que no se aceptan el argumento estéril del gobierno de la falta de recursos, se fue como todo aquello que no sabemos valorar y como todo aquello que de verdad vale.
La autoridad, cualquiera que sea, debe dar una explicación convincente a los santaneros que justifique la ausencia de este concurso de tal renombre. Nos urge saber por qué se fue el TOCI de Chiautempan. La sociedad tiene derecho de saber cómo es que un evento de tal importancia no pudo llevarse a cabo en Chiautempan pues es mucho el sentimiento de frustración. Queremos saber quién no hizo lo suficiente o quien omitió por ignorancia o mala fe hacer algo para impedir que por este año el premio TOCI se desarrolle en Tlaxcala capital.
Urge una política cultural municipal fuerte, seria, suficiente, a la altura de esta ciudad que sin arte ni cultura no es más que un pueblote en donde los chismes dominan la escena y llenan las páginas y contenidos de los medios de comunicación. Se necesitan funcionarios del ámbito de la cultura con visión, profesionales en cualquiera de las bellas artes, con un proyecto ambicioso y tangible, con ganas de hacer de Chiautempan el municipio del siglo XXI.
Era uno, ya nos quedaba sólo el Premio TOCI al mejor orador de México, en Chiautempan, y se fue a donde mejor lo tratan, en donde mejor lo entienden, a donde sí lo apoyan, lo valoran, lo promueven y lo defienden. Qué pena…