Para salir a correr me tengo que cuidar la espalda por el acoso: Ángela

La corredora fue atacada por su sujeto que le salió en el camino en junio pasado en el Gasoducto.

Martha Aguila

La experiencia de salir a correr debería ser de satisfacción o de liberación, pero para las mujeres la situación es todo lo contrario, ellas deben cuidar cada paso que dan para evitar ser objeto del acoso o de agresiones sexuales en el camino.

Esa es la experiencia de la corredora Ángela Castañón, quien en junio pasado se preparaba para realizar su primer maratón, pero en un día de entrenamiento en el bulevar Gasoducto un tipo salió en el camino y la atacó, trató de tocarla pero afortunadamente supo defenderse, y aunque ya había corrido 11 kilómetros sacó fuerzas para aumentar su velocidad y dejar atrás al sujeto.

La joven de 30 años encontró a unas personas a quienes les pidió auxilio y fue trasladada a un lugar donde se sentía a salvo. Cuando llegó a su hogar hizo una transmisión en vivo en Facebook para compartir su experiencia con el afán de hacer conciencia y no quedarse callada ante la violencia para las deportistas.

Sin embargo, pasaron varios días y el miedo no desaparecía, entró en una crisis y por mucho tiempo dejó de correr. Después de ver el impacto que su video tuvo en las redes sociales, optó por borrarlo por miedo a que su agresor la ubicara.

Después del ataque, la deportista formó un grupo para correr acompañada- aun así-, su actividad disminuyó drásticamente, fue hasta poco que ha podido superar la mala experiencia, recobrar fuerzas para retomar su meta y participar en un maratón.

El pasado 8 de marzo, Ángela salió a marchar con varias organizaciones civiles y activistas, cargó una cartulina que a la letra decía, “¡Quiero correr libre y segura!”, también compartió su historia ante las mujeres presentes.

“Cuando fui a correr llegué al tope del Gasoducto y me regresé, recuerdo a ver visto al tipo que me acosó, supongo que me estuvo esperando a la hora que iba a regresar, y me aventó sobre una reja y me intentó tocar, afortunadamente supe cómo defenderme y no pasó a más, yo iba muy cansada pero corrí mucho más rápido”, recuerda.

Su agresor, dice, no se veía como el tipo malo, iba vestido con una sudadera con letras de la marca Calvin Klein y una gorra, alcanzó a ver parte de la boca y la nariz con un todo pálido, tampoco tenía muchas fuerzas porque lo pudo alejar, dada las clases de defensa personal que tomó medio año antes de la agresión, lo que para ella marcó la diferencia.

“Diario hay algo de acoso cuando salgo, siempre hay quien te está gritando, quien te está hablando sobre tu cuerpo y eso me enfada mucho, -yo no me veo así-, hay hombres machistas que hablan mal o bien de mi cuerpo para ellos, ahora me tengo que estar cuidando la espalda para correr”, indicó.

Comparte su historia para alertar a otras corredoras y no les ocurra lo que a ella, aconseja correr en lugares seguros, ir acompañada, no utilizar audífonos porque es importante usar los sentidos.

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