Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Las próximas elecciones en el estado de Tlaxcala estarán marcadas por varios factores que las vuelven confusas, conflictivas, desorganizadas y, sobre todo, mostrarán una extrema voracidad de aquellos que buscan un cargo de elección popular. Traiciones, deslealtades, imposiciones, chapulineo, derroche de dinero, ausencia de propuestas y demagogia pura, serán la constante por un mes de campañas autorizadas u oficiales, aunque los candidatos andan en campaña cuando menos, desde hace un año.
Por lo que se percibe hasta este momento, no habrá proyecto ni plan de gobierno, no se espera una revolución de consciencias ni un cambio monumental en las formas, los modos y los resultados en los gobiernos ganadores en las urnas: todo se va a tratar de dinero, de ataques entre aspirantes, de guerra sucia, de codicia, de intereses personales.
No hay ya lealtades ni definiciones partidistas, no hay ya congruencia en cuanto a ideologías, no hay ya identificación con siglas y colores, no hay defensa de una propuesta de gobierno ni una filosofía política… todos han buscado, y muchos han encontrado, en dónde tatar de seguir viviendo del presupuesto y no les ha importado traicionar a su partido y a su dignidad.
Los partidos políticos, específicamente MORENA, hicieron del proceso de selección interna de sus candidatos, una perfecta porquería. Es precisamente lo que NO se debe hacer en política y es justamente lo que NO se debe hacer a sus militantes a quienes de forma irrespetuosa, grosera, humillante y vil utilizó, uso, para finalmente colocar a incondicionales, amigos, parientes, recomendados e indeseables, jamás morenistas, pero muy bien recomendados por la élite partidista: el dedazo reinventado, mejorado, generalizado… la inmundicia que criticaron los que llegaron para no mentir, no robar y no traicionar.
No siquiera la mínima atención hubo para los ilusos, inocentes y poco astutos aspirantes morenos que se quedaron silbando en la loma, mirando cómo los platillos pasaban enfrente sin participar en el banquete y creyendo que después de las imposiciones absurdas les iban a echar aunque sea una llamada telefónica para una explicación o un comentario respecto al abuso del que fueron víctimas: nada.
Pero eso sí, los dueños del partido guinda creen que todo les va a salir bien como la imposición de candidatos y que por ser propietarios de la franquicia MORENA van a volver a arrasar en las urnas. Entre los que se sienten traicionados, y ellos mismos lo dicen y lo juran, hay una enorme sed de venganza que harán efectiva el 2 de junio para cobrarse la afrenta. Ellos lo dicen.
Se han alineado, sí, lo han dicho también y en corto lo reiteran. Pero comentan que eso es sólo para que los líderes crean que no hay heridas ni cicatrices. De cualquier manera, es sólo el aspirante que se quedó en el camino el que sigue jurando lealtad, pero quienes en su momento lo apoyaron ya no están ahí. Se fueron porque no los tomaron en cuenta, porque vieron que en MORENA y en otro partido político, en todos, es la misma simulación y es la misma vergüenza.
¿MORENA va a ganar algunas posiciones? Sí, claro, negarlo es fanatismo o aberración a ese partido, pero, cuánto dinero les va a costar. Porque los candidatos impuestos, los que no tienen arraigo, ni aceptación, ni el compromiso del votante, ni proyecto ni respeto por la sociedad, ni modo que van a ganar sólo por su sonrisa y su palabra vacía… el que más dinero va a dar, más va a robar porque su objetivo es el negocio, no el servicio.
En todo el estado es la misma condición: política por intereses personales. Reparto del poder entre familias, amigos y compadres, es decir: los mismos de siempre, siempre los mismos. En otro partido, con otros colores, con el mismo discurso, pero son ellos, los eternos mismos. Y de los tlaxcaltecas depende que los de siempre sigan en el poder por mucho tiempo más. Reeligiéndose las veces que quieran o postulándose por otro partido, en cualquier partido; da igual.
Sin embargo, lo pero que pueda hacer el elector tlaxcalteca es no ir a votar. No es válido el desencanto, la decepción, la traición, la desconfianza o el pírrico regalo del candidato para no acudir a las urnas este 2 de junio. Esta fecha es especial para que, de forma pacífica, democrática y masiva, vayamos a demostrar nuestro descontento o aceptación a eso que unos cuantos le llaman política.
Esto es una percepción general, incluso lo dicen los mismos políticos, los candidatos, los líderes y lo que es peor, lo dice la sociedad.
