Onomástico

La Pluma más Rápida/Columna

Un “break” a los retos que enfrenta Tlaxcala diariamente, se vivió este fin de semana en diferentes niveles. La mayor parte de la población, celebrando el ansiado Carnaval 2023. Con todos sus bemoles en cada comunidad, desde el viernes – o antes – le dieron rienda suelta a la algarabía.

Pero también hubo otro evento, menos concurrido – y sabido – y también muy celebrado: el cumpleaños de la gobernadora Lorena Cuéllar. Oficialmente es este lunes, pero el domingo, sus colaboradores aprovecharon para agasajarla.

El carnaval en sí mismo es una fiesta que envuelve a todos, te guste o no te guste esa tradición, de alguna u otra forma terminas siendo parte de ella. Ya sea activamente bailando o viendo a las camadas desde la barrera, o bien, siendo “víctima” del desvío del tránsito vehicular porque tal o cual calle está cerrada.

Lo cierto es que más allá de filias y fobias, al carnaval nunca ha podido ni pasará desapercibido, ni aquí, ni – literalmente – en China, pues lo que está de por medio no solo es la vialidad o la tranquilidad momentánea de una calle, sino la trascendencia de una tradición más que arraigada que, así como se ve, continuará vigente por los próximos 50 años, sin exagerar y si el cambio climático así lo permite.

Por cuanto hace al onomástico de la mandataria estatal, resultó de llamar la atención el desfile de querendones que el domingo le desearon, algunos con más y otros con menos sinceridad, un feliz cumpleaños a Lorena Cuéllar, la mujer que sin duda ejemplifica hoy el máximo empoderamiento en tierras del machismo.

Ayer, la visita en Casa Tlaxcala fue escolonada, por contingentes, por así decirlo, corriendo por una foto para las redes sociales, sin embargo, este lunes, es el mero día.

Tuvieron que pasar al menos dos décadas para que la vida y la historia le hicieran justicia a Lorena Cuéllar Cisneros, quien su entereza y voluntad, la convierten hoy en la mujer más poderosa políticamente hablando de su natal Estado, Tlaxcala.

Más allá de filias y fobias, “Lore”, como le dicen sus más cercanos, tuvo que demostrar que su descendencia de abuelos exgobernadores no le dio ninguna ventaja, tuvo que enfrentar la misoginia de hombres del poder en el priismo como Mariano González Zarur, quien una vez le dijo que “ella no servía para nada”, o quien con todo su pesar tuvo que dejar pasar a hombres en puestos de decisión por presiones y en circunstancias que no le favorecían.

Ayer, en su celebración, tuvo mucho qué festejar y lo que viene. Con muchos retos por delante todavía.

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