No criminalizarlo

Familiares y vecinos de Ignacio, el chofer de ATAH que fue asesinado arteramente por ladrones para quitarle su unidad la semana pasada, han pedido a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no criminalizarlo, después de que una de las líneas de investigación apuntaría a un móvil que no era robarle la camioneta, toda vez que esta fue encontrada abandonada horas después del crimen.

En lo que coincidieron quienes lo conocieron en su natal Muñoztla, es que Nacho era un joven estimado por la comunidad, que cultivaba amistades, era colaborativo y que no tenía problemas con nadie pues no andaba en malos pasos. Muestra de ello es que el jueves pasado durante su funeral, decenas de personas entre pobladores y compañeros del volante lo acompañaron a su última morada.

Extrañados se mostraron los familiares, sobre todo su esposa con varios meses de embarazo, de que la PGJE les haya insinuado que las investigaciones irían por el lado de un ajuste de cuentas o venganza de alguna naturaleza, pretendiendo la institución deslindarse desde ahora en su incapacidad para llegar al fondo del asunto y justificar el aumento de la violencia, sobre todo en lo referente al robo de transporte público y vehículos particulares.

Por lo demás, exautoridades municipales consultadas, coincidieron en que parte del incremento de la inseguridad en Tlaxcala – 95 asesinatos durante 2016, la mayor cifra en 10 años – tiene que ver con que en el último tramo del Gobierno de Mariano González Zarur la fuerza policial estatal se redujo a la mitad, tanto como que existen apenas 185 policías por cada 100 mil habitantes, cuando la cifra ideal debería ser de 300 al menos.

Ahora y entonces, los municipios que solicitaban ayuda la recibían a cuenta gotas por parte de la Comisión Estatal de Seguridad (CES), pues los uniformados llegaban tarde o de plano se negaban argumentando que eran pocos elementos y que tenía poco combustible.

A ello se le suma que solo los municipios grandes en población como Tlaxcala, Apizaco, Huamantla y San Pablo del Monte  cuentan con recursos federales adicionales de seguridad, mientras que el resto tienen que trabajar con lo que les alcanza.

Hoy ocurren delitos que hasta hace pocos años no existían en Tlaxcala y que se veían lejanos en la Ciudad de México, tales como robo de vehículos, asalto en transporte público, asalto a transeúntes a plena luz del día y otros robos con violencia, agresiones a fuerzas municipales en sus propias oficinas, robo a camiones de carga, entre otros.

Por cierto, volviendo al homicidio de Nacho, quedó en duda el desempeño del Ayuntamiento de Tlaxcala en esa tarde trágica, pues a pesar de tener la ventaja de un patrullaje permanente de la policía municipal, estatal y vialidad estatal, poco pudo hacer para dar con los maleantes, incluso el famoso dron ¿qué hizo?, ¿dónde estaba?, ¿sirvió de algo?..

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