Niños y jóvenes disfrazados abarrotan Chiautempan para pedir su “calaverita”
La tradición de que los niños pidan dulces o dinero durante este 1 y 2 de noviembre está más vigente que nunca
Zahr Zuleiman
Con gran entusiasmo cientos de niños acompañados de sus padres y jóvenes bien disfrazados, salieron esta noche y abarrotaron las principales calles de la ciudad de Chiautempan para pedir la tradicional “calaverita”.
La costumbre de que los niños pidan dulces o dinero durante este 1 y 2 de noviembre está más vigente que nunca, ya sea con motivo de la celebración de Día de Muertos, la católica con Todos Santos o la norteamericana Halloween, toda una mezcla de culturas con la que se identifica la gente en esta época del año.
Algunos disfrazados de lo que más le gusta, otros, como catrinas o catrines, brujas, calacas, diablitos, fantasmas y hasta los más elaborados con leds para brillar durante la noche, recorrieron negocios, plazas comerciales, parques y cualquier espacio donde obtuvieran golosinas.
Con la tradicional frase “coopera o me da para mí calaverita” los más pequeños literalmente no dejaban transitar a la gente, incluso, automovilistas quedaron varados en las calles por un largo rato hasta que se despejaran las calles.
La mezcla de culturas propicia que durante dichas fechas se pueda apreciar todo tipo de tradiciones o costumbres, desde niños con calabazas naturales o cráneos de plástico para depositar su rico “botín”.
Algunos padres de familia compartieron que antes pedir calaverita era muy diferente, se conformaban con hojaldras o frutas, pero ahora sus hijos buscan llenar bolsas de plástico con todo tipo de dulces.
Aunque no todos los dueños de negocios están dispuestos a regalarlos, muchos se han unido a la tradición, ya que hay quienes piensan que cada año aumenta el número de disfrazados hasta inundar las calles, debido a que Chiautempan es un punto de referencia para el comercio en el estado de Tlaxcala.
El fervor de la celebración a la muerte también afectó a los automovilistas que salían o entraban al centro de la ciudad, que se sumó al desfile que hicieron motociclistas disfrazados para alegrar a los pequeños.
