Nada volverá a ser como antes

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

 

 

El sinónimo de la actual pandemia mundial se resume en pérdidas. La consecuencia de la crisis de salud es pérdida de miles de vidas en todos los continentes, de empleos formales e informales, de inversiones pequeñas y enormes, de crecimiento económico en todos los órdenes a nivel país y global, de estabilidad emocional, afectiva y familiar. Durante y después de la crisis no se va a hablar de nada diferente a las pérdidas. 

El cierre definitivo de pequeñas, medianas y grandes empresas, la desaparición de negocios familiares o establecimientos de regular importancia, la quiebra de firmas producto de la iniciativa propia pero generaban empleos, traerá como consecuencia el desempleo de miles de hombres y mujeres que dejarán de percibir un salario y ya no podrán proveer sustento a sus hogares. 

Tras la pandemia se hablará de ausencias. Miles de familias en México van quedando incompletas ante la muerte de uno o de varios de sus integrantes. Personas que estaban enfermas de algo o de nada se han ido como consecuencia del covid-19 y en diciembre, faltarán algunos con quienes brindar por la Navidad y por el Año Nuevo, que ya no participarán de las fiestas y reuniones familiares y que no ayudarán a sus seres queridos en momentos de dificultad. 

La crisis de salud que asola al mundo modificará de forma definitiva y permanente nuestra forma de ser. La incertidumbre y el miedo habrán cambiado nuestra percepción de la realidad y nos hará ver de forma diferente a la vida, a la muerte. Ya no habrá garantía ni seguridad de nada y la posibilidad de que algo malo ocurra estará siempre presente, latente, acechante. Nos hará irritables, emocionalmente cambiantes, inestables. La salud mental sufrirá trastornos para los que no estamos preparados. 

Las relaciones afectivas se verán alteradas. El concepto de amistad se modificará; fortalecerá este sentimiento en personas empáticas, en quienes la química es fuerte, entre quienes se identifican por gustos y tiempos, pero romperá esos lazos en donde es débil el compromiso o voluntad o necesidad por estar cerca. Habrá muchos amigos que dejarán de verse y habrá menos oportunidad de hacer nuevas amistades primero por el impedimento por el acercamiento físico y luego porque se reducen las posibilidades de interactuar directamente. 

El amor en todas sus manifestaciones y expresiones se verá disminuido cuando de parejas se trata. Hasta el beso se condiciona por miedo al contagio y el acto sexual sufre modificaciones en su práctica para impedir infecciones. Los amantes habrán de dejado ya de verse desde hace algún tiempo por la falta de oportunidades al suspenderse las labores. Muchos moteles de paso han cerrados sus puertas y faltan lugares cómplices. 

En el hogar el confinamiento empeoró la situación en casos de violencia intrafamiliar. La esposa tiene en el hogar al victimario y ahora sufre agresiones de tiempo completo. Las instituciones de apoyo a la mujer vulnerable dejaron de atender esa situación y la mujer pasa a ser víctima por múltiples factores sin posibilidad de poner fin a su condena. La violencia hacia los niños se recrudece y multiplica al tener cerca las 24 horas a su verdugo. 

Son pocos los casos en que esta situación de confinamiento llegó a fortalecer los lazos afectivos, a reafirmar los sentimientos y los compromisos, a consolidar la unión de la pareja y el amor por la familia. Se cuentan pocas las experiencias en donde el amor filial se hizo religión y en donde la religión se convirtió en el sostén para seguir adelante. 

La actual crisis sanitaria mundial pone en relieve la debilidad humana en todos los sentidos. Hoy como nunca se exhibe la miseria de ciertas personas y la ambición de algunos grupos. Un virus minúsculo, invisible, microscópico, nos puso a temblar; nos está aniquilando, exterminando, encerrando… nos muestra vulnerables, mortales, débiles. 

La economía, origen y destino de las actuales generaciones, se encuentra sumida en el caos. La economía, razón de ser única e inevitable de estos tiempos, no volverá a ser la misma y en su caída arrastrará a generaciones enteras. No hay nueva normalidad, nada volverá a ser como antes.

Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button
WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com