Raymundo Vázquez Conchas
Diputado Electo del Segundo Distrito Electoral Federal
Y llegó la hora de ser partícipes de un hecho histórico en la vida política de nuestro país, la validación del triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo en la elección presidencial del pasado 2 de junio y, por ende, su reconocimiento como la primera presidenta de México electa, representan un acto de gran relevancia para la vida democrática del país.
Lo ocurrido el pasado 15 de agosto en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, más que un acto solemne o protocolario, marcó un antes y un después para nuestro país, ya que, después de 70 años y para ser más específicos, desde el 17 de octubre de 1953, fecha en que el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales que otorgaron el voto a las mujeres en el ámbito federal, por primera ocasión será una mujer, en demasía preparada, quien habrá de gobernar esta gran nación, de la mano de hombres y mujeres que la acompañarán en cada una de las acciones que emprenda a favor de los mexicanos.
Y no podía ser para menos, pues su triunfo respaldado por 35 millones 923 mil 969 mexicanas y mexicanos, habla por si solo de la esperanza depositada en sus manos y la gran responsabilidad que ha asumido para trabajar a favor del pueblo.
Fue la propia presidenta electa, quien dejó en claro que no llega sola, pues lo hace nutrida y respaldada por todas aquellas mujeres que a lo largo de la historia han buscado ese reconocimiento y por lo cual, se comprometió a luchar para alcanzar la igualdad y libertad para todas las mujeres mexicanas, en especial, para las más vulnerables, además de cuidar responsablemente el porvenir de la patria.
Y al igual que ella lo manifestó, a todos nos debe quedar claro que el amplio margen de votación obtenido por la presidenta electa, las senadoras y senadores, diputadas y diputados federales y locales, presidentas y presidentes municipales, gobernadoras y gobernadores, es un reflejo de la exigencia de los ciudadanos para que siga un gobierno honesto, de resultados, con amor a la patria y al pueblo de México.
Por ello, ahora que se ha concretado la validación de Claudia Sheinbaum como presidenta electa de México y a unas semanas de que entre en funciones, quienes logramos hacerlo lo propio como integrantes de la Cámara Baja y Alta del Congreso de la Unión, ahora nos corresponde acompañarla en todas las reformas que México aún tiene pendiente y que forman parte del segundo piso de la Cuarta Transformación.
Ahora es a nosotros, a quienes no se nos deben olvidar las directrices establecidas por el impulsor de este movimiento, Andrés Manuel López Obrador, para demostrar con trabajo que podemos mirar de frente a los mexicanos, impulsando reformas que realmente le sirven a la sociedad.
Pues solo así es como lograremos recuperar la dignidad de lo que representa ser un legislador, para regenerar la vida pública del país, donde lo que se legisle no sea a espaldas del pueblo ni a favor de unos cuantos o para abusar de los recursos de la nación, sino que cada una de nuestras decisiones se vea reflejada en el bienestar de la población, la cual sabrá recompensar nuestros esfuerzos o castigarnos sino se hacen bien las cosas.
Los diputados federales debemos tener presente que ahora se legisla a favor del pueblo, ahora más que nunca, ese respaldo total que nos otorgó la población deberá verse reflejado con el impulso de todas las reformas que le hacen falta a México.