Merodeadores

Esta pluma fue testigo la madrugada del domingo, por ahí de las 3:00 horas, de que por algunas calles de la ciudad de Chiautempan circulaba una camioneta de modelo no tan reciente pero sí grande y llamativa. En su interior, un grupo de hombres departía sin alto volumen pero consumiendo algunas bebidas que parecían ser alcohólicas.

Ese hecho no tendría nada de raro, de no ser porque el vehículo particular transitaba en sentido contrario por varias arterias sin mayor recato. Más aun, cuando los enfiestados se toparon en la esquina de Tlahuicole y Manuel Saldaña – frente a la Ciudad de los Niños – con una patrulla de la Policía Municipal, esta les paró el alto y la camioneta se detuvo, pero al menos tres hombres descendieron rápidamente y en una actitud que pareció retadora, abordaron a los agentes de seguridad, mientras que a otro automóvil que circulaba por detrás le pidieron pasarse de largo de inmediato. Se desconoce el desenlace de ese encuentro.

Ya consultando después y sin el afán de ser alarmistas, se nos hizo saber la versión de la supuesta presencia desde hace un tiempo de un grupo que “vende” seguridad a los antros nudistas que operan en la ciudad y otros cercanos, los cuales estarían ya apalabrados en cierta medida con los dueños o administradores de esos bares.

Es de recordar que al menos dos de esos establecimientos ya fueron asaltados por sujetos a punta de pistola y continúan con sus puertas abiertas.

Con toda responsabilidad, esta pluma desea que tal versión sea como el mote que se dice de Chiautempan: “para chismes y campanas, Santa Ana”, pues en todo caso se trataría de un caso grave más allá de inseguridad común, sino de un delito organizado cuyas consecuencias no deseamos imaginar.

Por lo demás, podemos reconocer que la seguridad en general en la comuna lanera ha sido estable, incluso recientemente la Policía Municipal logró la detención de una banda que previamente asaltó un restaurante en  Yauhquemehcan pero fueron atrapados aquí, lo que habla de coordinación y reacción a tiempo.

Sin embargo, en ese tema jamás las autoridades y los ciudadanos en general podemos bajar la guardia porque cualquier hecho delictivo es dramático y deja secuelas, por lo que no estaría por demás que nuestros gobernantes pidieran un apoyo extraordinario y puntual a instancias de seguridad e investigación estatales y federales, para frenar cuanto antes la eventual incursión de la delincuencia organizada.

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