Tuvieron que pasar al menos dos décadas para que la vida y la historia le hicieran justicia a Lorena Cuéllar Cisneros, quien su entereza y voluntad, la convierten hoy en la mujer más poderosa políticamente hablando de su natal estado, Tlaxcala.
Verla levantando la mano derecha en signo de victoria en el Hemiciclo a Juárez en la Ciudad de México (CDMX) por el líder nacional de Morena, Mario Delgado, fue decirle al país que esa mujer ya es un ejemplo nacional de la lucha de la mujer en la política de la época contemporánea.
Más allá de filias y fobias, “Lore” como le dicen sus más cercanos, tuvo que demostrar que su descendencia de abuelos exgobernadores no le dio ninguna ventaja, tuvo que enfrentar la misoginia de hombres del poder en el priismo como Mariano González Zarur, quien una vez le dijo que “ella no servía para nada”, o quien con todo su pesar tuvo que dejar pasar a hombres en puestos de decisión por presiones y en circunstancias que no le favorecían.
Sin embargo, ella no claudicó, por el contrario, intensificó su labor social, quizá hoy sea la única gobernadora que maneje el lenguaje de señas, con el que comenzó su participación en el segundo debate de aspirantes al gobierno, que dejó a más de uno boquiabiertos.
Abrirse paso en un estado como es Tlaxcala, tiene una connotación doble para las mujeres, hay quienes toman actitudes machistas para entrar a los círculos de los poderosos, hay quienes no caen en ese juego y deciden luchar de otra forma, y eso le pasó a Lore, que le valió que muchos personajes obscuros la bloquearan y por ningún motivo la dejaran pasar.
Este fue el motivo de dejar las filas del priismo, pasarse al perredismo y llegar al morenismo, quizá el hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, vio en Lorena Cuéllar que entendía perfectamente la política del bienestar para las clases desfavorables y no para unos cuantos, que no paran sus pensamientos racistas.
La próxima gobernante tlaxcalteca ocupará el número 50, la segunda mujer que será gobernadora de Tlaxcala y la primera en obtener la más alta votación de las últimas elecciones, con una ventaja contundente de 248 mil 242 votos contabilizados.
La ciudadanía tlaxcalteca no castigó a su lejana competidora, que fue la priista Anabell Ávalos Zempoalteca, la ciudadanía dijo ya basta a esa clase rapaz de políticas y políticos, por ejemplo, a los exgobernadores Mariano González Zarur y Héctor Ortíz Ortíz, a los juniors, los maltratos de la líder sindical de los trabajadores de salud, Blanca Águila Lima, a Adriana Dávila Fernández y Minerva Hernández Ramos, a los exdiputados locales y a los malos servidores públicos.
También castigó a medios de comunicación que sirvieron al poder y no a la gente, a casas encuestadoras vendidas al mejor postor, a las consultorías, a los estrategas políticos del prian como Gisela Rubach, a las miles de cuentas de boots en redes sociales y a la guerra de miedo, que esta vez, no les funcionó.
En la elección pasada se cometieron muchos errores y muchos fraudes, el sistema del Instituto Nacional de Elecciones (INE) parece que hace hasta lo imposible para confundir en las urnas a los votantes, aun así, declaró a Marco Mena como el gobernador; quien no tuvo de otra que aceptar a Lorena Cuéllar como la “superdelegada” nombrada por AMLO, y el domingo pasado reconoció su triunfo.
A lo largo de su camino, “Lore” sufrió infinidad de traiciones, pocas fueron las mujeres y los hombres leales que se quedaron con ella, incluida su familia, ahora la buscan descaradamente hasta sus enemigos, pero ya lo dijo, no será una gobernadora de “venganzas” pero si “disciplinada”.
Ahora, Lorena como gobernadora iniciará una nueva lucha para pasar a la historia como la mejor gobernante, y para ello, sabe que necesita a gente como ella, luchadores incansables.
Enhorabuena para Tlaxcala.