Libertad y responsabilidad…

En las escuelas del estado de Tlaxcala existan jóvenes que ya tengan problemas con el alcohol y hasta con el tabaco

Por Bernardino Vazquez Mazatzi

De esas cosas que por mucho que me expliquen no comprendo, es la urgencia por despenalizar o regular o permitir o autorizar el uso controlado de la mariguana pues como que no entiendo qué urgencia tiene la sociedad por agregar otra sustancia nociva a su salud, de las muchas que ya existen y que pese a demostrar el daño que nos causa se permite su venta sin reparar en que sea legal o prohibida.

Como todo buen iluso me pregunto si acaso no es mejor y más urgente fomentar, exigir, permitir y hasta facilitar mayor tiempo dedicado a la lectura en las escuelas o legislar para castigar a los padres de familia que no tengan en su hogar cuando menos 30 libros de buena literatura para leer y penalizar a aquellos que no induzcan a los niños a compartir una excelente lectura por al menos 20 minutos diarios.

Los adultos y los jóvenes, en una inmensa mayoría, tenemos dinero para comprar cerveza, un güisqui o un mezcal, una refresco de cola, una dotación de alimentos chatarra, cigarros, productos rebosantes de colorantes y saborizantes y conservadores artificiales y hasta una que otra tanda de alguna que otra droga como mariguana, cocaína, inhalantes o cualquier otro idiotizante… pero no libros, no elementos que nos formen, nos informen o nos instruyan o eduquen.

Es seguro que en cualquier escuela del estado de Tlaxcala, de secundaria para arriba, existan jóvenes que ya tengan problemas con el alcohol y hasta con el tabaco y si me permiten, hasta con las drogas contenidas en la mariguana. Y no hay que dudar que en esos lugares ya se venda y se compre cocaína. Todos estos productos altamente nocivos y adictivos en los jóvenes son el antecedente de todos sus problemas de rebeldía, sus crisis de identidad, su actitud agresiva hacia sus padres y vecinos y es el punto de partida para que dejen la escuela o pierdan el interés por el futuro propio y el de su entorno.

El acceso directo o fácil de los muchachos a las drogas es un problema de salud pública y debe ser considerado de seguridad nacional pues es del mismo tamaño que la crisis de valores en la sociedad y el de la educación no sólo en México sino en América Latina. Es alarmante el consumo de alcohol en la edad de la educación secundaria y es digno de escándalo el número de niñas que ya fuman con el consentimiento, despenalización y hasta autorización de las leyes y la omisión de los padres de familia y la ceguera de todos los niveles de gobierno.

Habrá que realizar foros para buscar la forma de revertir esta tendencia en la sociedad y rescatar hasta donde se pueda a los muchachos que ya estamos perdiendo. Que los especialistas propongan la mejor forma de impedir que las nuevas generaciones se pierdan en el vicio, que los expertos nos indiquen la mejor forma de obligar a los padres a responsabilizarse de sus hijos y que los iluminados nos propongan las mejores estrategias para mejorar el sistema de enseñanza en el país que, visto está, no funciona.

Los que proponen la legalización y siembra y uso controlado de la mariguana dicen que los mexicanos ya somos mayores de edad y que debemos tener la libertad de elegir lo que nos conviene y que sabemos diferenciarlo de lo que nos daña. Dicen que prohibirnos echarnos una motita de vez en cuando es nuestro derecho. Pero desde mi muy particular punto de vista, el Estado no puede ni debe dar libertad a quien no tiene la capacidad de percibir el daño o la adicción o el riesgo de una peligro o una droga. Los vicios no empiezan con una crisis de salud, las tragedias no inician con un amago y las adicciones no se tienen cuando ya no hay remedio: se van construyendo, se van fortaleciendo y acaban con la dignidad, la salud y la vida de las personas… Creo que a eso no debemos tener derecho.

Mejor fomentemos la educación, hagamos de la lectura un placer, alcancemos el éxtasis con las buenas acciones, llenemos los pulmones de oxígeno y la mente de sentimientos positivos, ocupemos el tiempo en acciones constructivas en el bien común y no en extender y compartir la libertad por otro vicio… otro más…

La libertad sin responsabilidad no existe, no es…

 

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