La violencia en Tlaxcala, atípicamente típica

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

El lenguaje de algunos tlaxcaltecas y en general de los mexicanos, atiende a modas que superan el buen decir, las reglas del idioma y hasta la lógica de la comunicación.

Cualquiera que sea el nivel académico o cargo dentro del servicio público o privado, hombres y mujeres adoptan muletillas al hablar y les sirven como soporte o punto de apoyo en su expresión, trayendo como consecuencia distorsión en el mensaje o de plano confusión y malos entendidos.

Es común que funcionarios, periodistas y comunicadores en general, hablen de hechos que no obstante ser continuos, periódicos, consuetudinarios, asiduos y hasta permanentes, les den el nombre de atípicos.

En Tlaxcala los asesinatos son constantes, comunes, normales, y por lo tanto no pueden ser atípicos. La violencia en nuestro estado es generalizada, su ocurrencia es todos los días en todos lados, es constante el crimen y por lo tanto, no puede ni debe ser llamada atípica.

Los hechos violentos en Tlaxcala son una constante y por ser actos continuos y que no registran pausa o interrupción digamos, por semanas o meses, que no dejan de tener una normalidad en su ocurrencia, deben ser llamados, alarmantemente, típicos, aunque esta palabra pareciera ser una característica folklórica o una expresión artística o cultural, más que una definición de una realidad social.

Típico es el dulce o la artesanía propia de un lugar. También lo es el atuendo de una determinada sociedad o cultura. Es algo distintivo de una región o una zona; es lo original como el lenguaje, o lo es también al representativo o especial de algo o alguien.

Lo atípico es lo raro, como un hecho inusual, algo que ocurre de vez en cuando, o muy rara vez; es algo variable, es decir, que puede acontecer cada determinado tiempo pero no en los mismos meses o días o temporadas. Atípico es lo desigual, lo que no puede tener la misma medida o rasero, lo que no puede compararse en tamaño, tiempo, lugar o gravedad…

Pero para no asustar a los inocentes tlaxcaltecas que abusan de su ignorancia, según su opinión, las autoridades se refieren a la gravísima situación de violencia e inseguridad como una realidad “atípica” algo que no debe preocupar ni ocupar ni ser digna de atención o acción; ese calificativo le resta importancia al fenómeno cotidiano de la violencia y justifica la ineptitud e incompetencia de los representantes de la ley. Para qué trabajar en algo que por ser “atípico” no amerita respuesta y mucho menos explicación a la necia sociedad a quien nada le parece bien.

Y por el lado de los comunicadores, la palabreja esa es la solución al lenguaje que impide y salva de la búsqueda de sinónimos que enriquezcan el léxico. Atípico lo es todo, las heladas aunque sea un fenómeno climatológico en su temporada; las lluvias aunque se presenten en julio y agosto, la sequía aunque se registre en abril y mayo y, la violencia, aunque el estado se llene de sangre y se convierta en tiradero de cadáveres de vecinos y ciudadanos de fuera.

Autoridades y medios de comunicación restan importancia al grave deterioro de la sociedad ya carente de valores humanos, minimizando con palabras suaves de las cuales ignoran su significado un cáncer que aniquila, decir que no es alarmante lo que pasa impide reconocer una realidad lacerante que agrede a familias en particular y a todo un pueblo en general.

El grado de hecho inusual, no continuo ni diario, impide reconocer su trascendencia, su pronta atención y solución y otorga al poder, al gobierno, a los empleados del pueblo, aceptar su responsabilidad y obligación y, al mismo tiempo, posponer o ignorar una solución.

Lo que pasa en Tlaxcala, señores en el poder, no es atípico si acaso esta palabra para ustedes significa sin importancia. No, lo que pasa en nuestro estado en materia de inseguridad y violencia es muy grave y ustedes, con todos los recursos económicos y materiales, tienen la obligación y responsabilidad ineludibles de atender y solucionar.

Sus palabras y frases ridículas no hacen más que ensanchar la marca de desconfianza hacia ustedes. Típico, entendida esta palabra como expresión común o normal de una persona, sector o grupo, ustedes no entienden de eso porque no están del lado de las víctimas. Desde el sitio privilegiado de su escritorio las cosas no son iguales y por lo tanto, sería atípico que reconocieran su incompetencia.