La violencia como ejemplo, herencia y opción

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

La realidad en México en términos de inseguridad y crimen nos obliga a cambiar de mentalidad y esperar y afrontar el futuro ya no con esperanza ni en espera de una sociedad pacífica y cordial sino, por el contrario, empezar a pensar en crear en nuestras futuras generaciones una actitud de autodefensa o de sobrevivencia haciendo uso de la violencia para preservar la integridad individual y los bienes.

Lo acontecido en recientemente en el estado de Puebla donde seres bestiales le arrebataron la vida a una criatura y violaron a dos mujeres es la réplica de una normalidad sangrienta que tiñe de rojo todo el territorio nacional y que sólo es minimizado por el régimen para tratar de ocultar su incompetencia, su ineptitud y en algunos casos hasta su complicidad.

En enfrentamiento entre soldados del Ejército Mexicano y pobladores de comunidades que extraen de forma ilegal el combustible de PEMEX y que dejó una decena de muertos es el claro ejemplo de que se ha roto la comunicación y que ya se ha abandonado el dialogo y el acuerdo como forma idónea para dirimir conflictos y diferencias o para satisfacer necesidades genuinas o no.

Más cercana todavía nuestra realidad, los hechos violentos y cada vez más frecuentes en Tlaxcala nos dejan en claro que la isla de la fantasía que promueven y exhiben nuestros gobiernos es una aberración del mismo tamaño que sus declaraciones ridículas de una entidad segura y ponen en relieve el nivel de inconciencia y agresividad de los hombres y mujeres de una sociedad cada vez más sumida en la miseria moral.

La problemática de inseguridad, violencia, delincuencia y confrontaciones va más allá de las estadísticas y declaraciones absurdas o buenas intenciones, ignorancias o mala fe. La situación que vive el país tiene mucho que ver con la pérdida de valores humanos y la casi total ausencia de conciencia de un gran sector de la sociedad que en su momento fue privada de educación basada en principios y buenas formas.

Aquellos seres que en su tiempo carecieron de disciplina, de la guía y conducción de un padre o una madre o de ambos pero con firmeza y seguridad, de buenos ejemplos y buenos modales, a los que se les impidió ser agradecidos y a pedir las cosas por favor, a los que se les negó la enseñanza de respetar los bienes de los otros, esos son quienes ahora reparten cuerpos desmembrados por muchas ciudades, que asesinan a sangre fría a mujeres y niños, que no dudan en matar a una indefensa dama o a un anciano por quitarle un maldito celular de doscientos pesos o menos.

Los asesinos, violadores, secuestradores, los integrantes de las bandas dedicadas al robo y todos quienes de forma voluntaria y consciente forman parte de la delincuencia organizada ya desde la sociedad o desde el gobierno o la política, no son extraterrestres ni seres de otras naciones, son producto de esa sociedad carente de dignidad, honorabilidad y respeto y que todos construimos y de la cual si en un principio fuimos sus creadores ahora somos sus víctimas.

Vivimos épocas de crisis pero de Valores Humanos y no sólo o no necesariamente económica por lo tanto, no se justifica el nivel de violencia que ha alcanzado la sociedad moderna. La gente ha perdido el rumbo y el sentido de la realidad y se aleja de la prudencia y la decencia, de ahí que veamos cómo las personas se matan ya sea por un incidente de tránsito que por el control de las drogas o por la supremacía política y por mantener el poder desde y en el gobierno de cualquier nivel.

Y tal vez lo que debiera escandalizarnos de igual forma, lo que tendría que causarnos el mismo pavor e indignarnos del mismo modo es la percepción casi segura de que no se está haciendo nada o se está haciendo muy por revertir la realidad. El sistema educativo nacional no tiene un plan o proyecto que inculque valores a los alumnos, las religiones se han convertido en el centro de la sospecha y la duda, la justicia como nunca se ha prostituido y se ha pasado del lado de los malos, los gobiernos cada vez roban más y los partidos y los políticos se corrompen de la forma más escandalosa o vergonzosa haciendo el panorama más sombrío y errático.

La violencia tiene explicación, tiene origen, motivaciones que la explican aunque no necesariamente la justifican; pero no existe la voluntad ni el presupuesto ni la idea para revertirla ya sea por parte del gobierno que por parte de la célula de la sociedad que es la familia a la que le da lo mismo invocar a la corte celestial que expresar conformismo por lo que está ocurriendo a nivel nacional.

Ya tiene cierto tiempo que la juventud se nos fue de las manos, ya tenemos perfectamente claro que el gobierno ha sido rebasado e infiltrado por la delincuencia, no nos cabe la menor duda de que por parte de las leyes y las instituciones poco o nada se puede hacer. La justicia por propia mano, la venganza o más violencia no pueden ni deben ser siquiera una opción y sin embargo, a veces que no queda de otra…

Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button
WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com