La Seguridad en Tlaxcala y la realidad Nacional: Entre las Cifras y las Promesas

Isaías Chanona Hernández

Tlaxcala, es el estado ubicado en el corazón de México, ha estado bajo los reflectores en los últimos años debido a sus destacadas cifras de seguridad. En 2022, se anunció que Tlaxcala tenía la tasa de delitos más baja del país, con apenas 22.6 delitos por cada 100 mil habitantes. No obstante, al adentrarnos en 2023, la situación parece haberse tambaleado, con una tasa que se elevó a 24.6 por cada 100 mil habitantes, aun manteniéndose como una de las más bajas a nivel nacional.

Estos números en constante cambio nos impulsan a analizar más profundamente la situación de la seguridad en la entidad. ¿Qué acontece realmente en este estado en cuanto a delitos y seguridad pública?
Una observación detenida de los datos nos revela un aspecto inquietante: el aumento en el número de homicidios durante lo que va de 2023. Un total de 82 homicidios registrados, lo que refleja un aumento del 10.4% en comparación con el mismo período del año anterior. Estas cifras son más que simples números, son un llamado urgente a la acción.

Para comprender completamente la situación, debemos también considerar la distribución geográfica de estos delitos. Los municipios que lideran en incidencia delictiva son: San Pablo del Monte, Ixtacuixtla, Tlaxcala, Chiautempan y Apizaco. Esto no solo nos indica dónde se concentra el problema, sino que subraya la necesidad de enfocarse en estas áreas para abordar la creciente inseguridad.

El mensaje detrás de estos datos es claro: las cifras de seguridad son dinámicas y cambian con el tiempo. Un estado que en 2022 ostentaba un nivel excepcionalmente bajo de delitos se ve desafiado en 2023 con un aumento en homicidios. Esto nos recuerda que los factores que contribuyen a la inseguridad son fluidos y deben ser abordados de manera proactiva y flexible por parte de las autoridades.

Además, es crucial que las autoridades concentren sus esfuerzos en los municipios que presentan mayores tasas de delitos. Estas comunidades necesitan una atención especial y una asignación adicional de recursos para combatir la inseguridad de manera efectiva.

Dando un giro a nivel nacional, el panorama no es muy diferente. México se enfrenta a un desafío doble: lidiar con problemas de seguridad y, al mismo tiempo, cuestionar las promesas políticas y sus resultados.
El gobierno de Morena y la llamada Cuarta Transformación han sido objeto de intensas críticas en los últimos años, y con fundamentos sólidos. En medio de celebraciones y cantos triunfales en torno al quinto informe de gobierno de AMLO, la realidad en todo el país pinta un escenario completamente distinto.

Ciudades como Ciudad de México, Veracruz, Zacatecas, Sinaloa y Oaxaca, todas bajo el mando de Morena, son ejemplos vivos de un México que se siente abandonado y empobrecido a pesar de las proclamaciones oficiales. Los ciudadanos, en lugar de ver mejoras tangibles, enfrentan la persistencia de problemas como la pobreza, la inflación, la violencia y la inseguridad. Sectores cruciales como la salud y la educación han visto una inversión insuficiente, mientras los líderes de Morena centran su mirada en sus ambiciones presidenciales.

El caso de la Ciudad de México es un ejemplo palpable. A pesar de las promesas de Claudia Sheinbaum, su mandato dejó pendientes críticos sin resolver, desde la regularización de viviendas hasta la dotación de servicios básicos y el mantenimiento del Metro. Paralelamente, millones de pesos se derrochan en campañas, según Latinus, sin una debida rendición de cuentas, recursos que podrían haberse destinado a atender las necesidades apremiantes de la población.
En Veracruz no escapa a esta problemática. A pesar de ser el cuarto estado con mayor pobreza en México, según el Coneval, el gobernador Cuitláhuac García parece más enfocado en perseguir a la oposición que en abordar las necesidades de los más necesitados.

Sinaloa y Zacatecas, por su parte, enfrentan desafíos de violencia y negligencia gubernamental, que han dejado a miles sin hogar y en situaciones precarias.
Y en el estado de Oaxaca, un estado donde las organizaciones sociales han luchado por atención gubernamental ante cifras alarmantes de pobreza, enfrenta una falta de acción y soluciones.

Ante estas cifras y las promesas, existe una realidad preocupante. Los más pobres de México se sienten olvidados y empobrecidos bajo el gobierno de la 4T. En lugar de abordar sus necesidades, Morena parece estar enfocada en sus propios intereses políticos. Es hora de que el pueblo exija respuestas y acciones concretas en lugar de promesas vacías, el futuro de México depende de ello.

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