Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
A partir de que los presidentes municipales electos recibieron su constancia de mayoría en el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones, para los ganadores de la contienda electoral del seis de junio empezó el verdadero problema: enfrentar una realidad para lo que muchos no estaban preparados y algunos, vagamente conocen de sus obligaciones. De todos modos, el tigre que se sacaron en la rifa les va a traer muchos problemas.
Empezaron por reunir a toda esa gente que se desvivió por hacerlos ganar y a enfrentarse con los que fingieron apoyar la causa pero que, en realidad, trabajaron para otro proyecto. El caso es que ahora viene el cobro de facturas y son muchos los invitados y un solo pastel que definitivamente, no va a alcanzar. Resulta que para llegar al poder hicieron muchas promesas y muchas veces prometieron el mismo hueso a infinidad de personas y ahora, esa infinidad viene a cobrar la promesa.
Al empezar el reparto de rebanadas el primer círculo del ganador se da cuenta que son más los que quieren y creen que merecen en comparación con el tamaño del pastel. 23 0 30 direcciones son muy pocas para repartir entre quienes se ganaron un espacio y entre quienes creen que se lo ganaron pero que están ahí, formados, exigentes, tercos, amenazantes. Hay quienes dicen haber aportado mil votos, 500 votos, cien votos, y piensan y aseguran que eso les da derecho a estar en la nómina, pero en primera fila.
Pero además de esos especímenes que juran ser los únicos responsables del triunfo, están los compromisos. Hay que cumplirle al dirigente o dirigentes del partido, al diputado del distrito, a quienes financiaron la campaña… y también están los amigos, los ahijados, los hermanos, los otros parientes, las quelites, los compadres y una o uno que otro ex que se va a acordar del electo con nostalgia y con promesas renovadas.
En estos momentos empiezan las negociaciones y hay gente con suerte que va a ocupar las primeras posiciones sin merecerlo. Por eso es que, seguramente, en la administración municipal que iniciará el uno de septiembre del presente año, encontraremos en las direcciones y secretarías del ayuntamiento a personas sin el perfil adecuado; ahí estarán funcionarios que no funcionan por desconocer el área. Pero que están ahí, deben estar ahí, son efecto de presiones políticas, de compromisos, de pago de cuotas, de lealtades filiales.
Empiezan los acuerdos con los otros munícipes respecto a cómo negociar el intercambio de personal. Conscientes del nepotismo que representa tener a la parentela en la nómina, no se animan a tener a muchos familiares en su nómina. Por eso se envía a los parientes y gente cercana a otras comunas y esas mismas mandan a sus incondicionales a este municipio a cobrar; todo tiene remedio. Asunto arreglado.
Pero el caso más triste o patético es el de la gente que de verdad luchó por el triunfo, por llevar al candidato al poder, y no recibe nada a cambi0. En estos momentos ya hay quien se dice traicionado y decepcionado por el presidente municipal electo al ser rechazado y no haber sido incluido en algún cargo dentro de la próxima administración. Eso es normal y muy común. Para este momento ya hay muchos decepcionados que maldicen y reprochan, pero no hay vuelta de hoja: se quedaron fuera.
También se están dando los casos de sujetos que navegaron con dos o tres banderas, o como se dice también, les prendieron velitas a varios santos. El caso es que sabían que alguno tenía que ganar. Y sí, alguno ganó. Entonces, experimentados lambiscones, alaban al ganador y se dicen artífices de su triunfo y, desde luego, merecedores de un lugar dentro del gabinete. A muchos les ha funcionado eso y por eso están brincando de administración en administración sin mayor problema. Los hay quienes aún en el gobierno actual, tienen buen olfato y saben o presienten quién va a ganar y a él se adhieren como enredaderas. Y al ganar la elección tienen otros tres años en el ayuntamiento.
El caso es que para el presidente electo esto sí que es un problema, un dilema, un reto, un crucigrama. Queriendo o no, tiene que dejar afuera a gente valiosa e incluir a verdaderos parásitos o gente arribista y oportunista. Ni modo, así es para quien se saca el tigre en la rifa.