A días se encuentran MORENA y sus aliados, así como el Frente Amplio por México (FAM), para definir el personaje que “coordine” los trabajos rumbo a las elecciones de 2024, un eufemismo para determinar a los próximos candidatos a la Presidencia del país. Todo se hará mediante encuestas.
Los seis aspirantes de MORENA, Partido del Trabajo y Partido Verde están a un tris de demostrar de lo que están hechos y, sobre todo, si son capaces de mantener la unidad que tanto pregonaron durante su proceso interno, pero que se resquebrajó un tanto al final.
La atención está puesta solo en tres aspirantes: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adan Augusto, quienes se disputan verdaderamente las preferencias en las encuestas, pero ya en medio de acusaciones que amenazan con detonar el plan C invocado por el presidente AMLO, el principal operador de campaña de sus “corcholatas”.
Los militantes y simpatizantes del Movimiento Regeneración Nacional aun confían en que haya libertad de decisión en la encuesta y no haya imposiciones. Al menos, la gobernadora Lorena Cuéllar aseguró que los gobernadores jamás recibieron presión alguna para apoyar a alguna u otra “corcholata”, pero por supuesto que también tienen su corazoncito.
Por el lado del PRI, PAN y PRD, los estudios demoscópicos dan una clara ventaja de la panista Xóchitl Gálvez, que además ya obtuvo el respaldo del sol azteca; sin embargo, la tlaxcalteca Beatriz Paredes, hábil y aguerrida como es, no llegó nado tanto como para morirse en la orilla. Va por que va a terminar lo que comenzó y, en una de esas, podría dar la sorpresa.
En lo que coinciden la alianza morenista y el FAM es que juran y perjuran que sus procesos electivos son totalmente democráticos y a prueba de toda manipulación. Eso ya lo veremos una vez que se den a conocer los resultados definitivos y si logran mantener la cohesión, pues eso se verá de inmediato reflejado en los Estados, donde se comenzarán a repartir posiciones.
Por cierto que en el Senado de la República, la legisladora tlaxcalteca Ana Lilia Rivera, podría dar la campanada y convertirse en la nueva presidenta de la Mesa Directiva a partir de este jueves. Las noticias más recientes es que así la perfilan sus compañeros, el único escollo es su correligionaria y Marybel Villegas, ya veremos.
Lo cierto es que de lograr Ana Lilia es posición clase, sin duda revalorizaría su propio proyecto político y se fortalecería de cara al próximo proceso electoral, así que nada menor es esa decisión en el Senado.
