La gota colombiana

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

En mi pueblo los llaman de otra manera, pero digámosles, inocentes. Son gente que se engancha, por necesidad o por ambición, en préstamos de dinero imposibles de pagar y que con el tiempo les hacen perder sus bienes, su tranquilidad y como hemos visto en los días recientes, hasta la vida. Pero es que, amable lector, ni cómo defender a esos ingenuos que se meten en problemas tan fácil.

Quién puede caer en una oferta de préstamos de dinero sin aval, sin recurrir al historial crediticio, sin objeto prendario y de respuesta inmediata y sobre todo, por esas cantidades que van de los 5 mil a los 300 mil pesos. A quién se le ocurre creer que hay gente tan buena como para preocuparse y ocuparse de tus penas financieras nomás de a gratis. Si de que los hay los hay… no hay dónde echarlos…

Hace ya algunos ayeres, no muchos, escribí en este mismo medio sobre la existencia en el país de una organización criminal de origen colombiano que se hacía llamar gota a gota, explicaba sobre su peligrosidad y de que en ese entonces se hacía pasar como una organización benefactora que venía al apoyo de los necesitados. Y sí, desde el principio muchos cayeron en la trampa.

Con el tiempo esa banda creció y con el tema de COVID 19 se hizo muy poderosa, extendió sus redes a casi todo el territorio nacional y se hizo más sanguinaria. En sus redes cayeron dueños de tienditas, propietarios de talleres mecánicos, de tortillerías y carnicerías, desempleados y hombres y mujeres preocupados por no tener qué llevar a la casa. El escenario y las condiciones para fortalecer al crimen nunca estuvo tan fácil.

Gota a gota empezó a operar en Tlaxcala prácticamente con la complacencia de las autoridades y hasta hay mal pensados que aseguran que actuaban bajo la protección de las mismas, allá por el 2018, y con el paso de los meses lo hicieron de forma más intensa. Empezaron un negocio ilícito a la vista de todos, menos de quienes tuvieron la obligación de verlo.

En los días recientes nos hemos enterado de asesinatos cobardes de gente que jamás en su vida pudo tener enemigos como para llegar a esos extremos. Y las muertes violentas se empezaron a dar en toda la geografía tlaxcalteca un día sí y otro también. Los colombianos estaban actuando de forma impune y no había poder humano que los frenara. Para la autoridad no era necesario ponerle especial atención al problema hasta que se hizo evidente, la crueldad de la organización criminal y la ineficacia del actuar de la ley.

Han ido cayendo uno que otro involucrado en esta forma de delincuencia organizada, eso hay que aceptarlo y exaltarlo, digamos que muy pocos. Las noticias nos dicen que se ha detenido a hombres y mujeres al momento de amenazar y exigir el pago de esos exorbitantes intereses. Se les decomisan libretas de deudores y los montos que han pagado y la cifra impagable que queda. Pero esas acciones son mejorales para el cáncer.

En estos momentos, las redes sociales están plagadas de anuncios de préstamos inmediatos. Sólo hay que entrar al internet para ser atacado por las empresas que te prestan dinero con intereses de risa: por 10 mil pesos que recibes, pagas 90 pesos mensuales de intereses. Y por 300 mil pesos, reintegras mil 200 pesos cada 30 días. ¿De verdad hay gente que se deja enganchar por esas ofertas monetarias? ¿es tanta la inocencia o la pendejez como para caer en la trampa? Pues sí, tristemente y encabronadamente, sí.

Y como siempre, buscando repartir toda la culpa de todo a todos, los vecinos se preguntan: ¿acaso no hay imaginación suficiente en las autoridades como para infiltrarse en esas redes criminales y conocer quiénes las operan y actuar para eliminarlas? Como quiera que sea, la inocencia, pendejez, incompetencia, ambición y delincuencia se unen para fregar al prójimo y para dejarnos en claro que como civilización y cultura estamos peor.

Por lo mientras, nuestros legisladores se la pasan en su mundo de colores y de comodidades, unos mentándose la madre y otros proponiendo declarar la brisa matutina como patrimonio de la humanidad, mientras los policías se la pasan extorsionando y abusando, las bandas roban, asesinan, despojan y dejan el mensaje de impunidad y poder absoluto.

Y no, no es sólo la pandilla del gota a gota la que trae locos a algunos ciudadanos… hay financieras legalmente establecidas, pero con actitudes y acciones completamente terroristas que también amenazan, roban y despojan a través de despachos jurídicos convertidos igualmente en mafias. Y no hay quien defienda al ciudadano, no hay que lo prevenga o lo oriente o cuando menos, lo regañe para ya no ser tan… inocente.

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