Fernanda Vázquez Hernández
A propósito de la pandemia causada por el Covid-19, que ha venido a poner en evidencia las deficiencias que muchos países tienen en materia de economía, sistema de salud, liderazgo de los Estados, entre otros, sobre todo de los países subdesarrollados, sería importante poner la lupa en la educación, es decir, cómo impacta esta crisis pandémica en el estado actual de la educación mexicana, y qué importancia tiene este para combatir dicha crisis, entre muchas más.
Empecemos con algunos datos. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay una población de jóvenes de 30 millones 600 mil, o sea 25.7 por ciento del total nacional, de los cuales el 66.8 por ciento de jóvenes de 15 a 19 años no asiste a la escuela, quienes están obligados a ser obreros (en el “mejor” de los casos) o engrosar la lista de empleados informales, peor aún, sumarse a la lista de los nombrados NINIS, situación que debe preocupar a los gobiernos y priorizar una meta en materia educativa.
En algunos casos, existen jóvenes que combinan el estudio y el trabajo. Esta combinación surge por la misma necesidad de llevar el ingreso económico a su hogar y apoyarse a sí mismo en sus estudios. Y ante la evidente pandemia, aquí vemos también el impacto que tiene en la formación de los estudiantes, pues, después de anunciar la suspensión de clases, se ven obligados a tener que emplearse para ayudar a los gastos del hogar. Sin embargo, con las medidas establecidas para combatir la propagación del virus, en donde muchos padres de familia (por guardarse en sus casas –una de las medidas-) son “suspendidos” también de su trabajo, o tienen que acompañarlos a su trabajo el cual además es informal. Entonces, ¿es útil y aplica la mediad de la SEP de continuar las clases en línea o desde la televisión para todos los estudiantes? ¿están considerando el hecho real de que en muchas comunidades no se cuenta con internet?
En América Latina hay 130 millones de trabajadores informales y México ocupa el primer lugar. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que 57 de cada 100 trabajadores de nuestro país no tienen un empleo formal, y es ahí cuando surge la necesidad de pasar a un modelo de múltiples trabajadores del hogar, en el que la inserción laboral de la esposa y de los hijos fue necesaria para compensar los bajos niveles salariales, específicamente en los hogares pobres. Lo que hace imposible que los jóvenes tengan un buen desarrollo educativo.
La participación laboral de los jóvenes se da en mayor medida en los hogares donde el padre tiene un empleo no asalariado, como lo son los comerciantes, negocios familiares, vendedores ambulantes, etc. Por lo tanto, la combinación de las actividades escolares y laborales puede entenderse como una respuesta de los jóvenes ante la necesidad de sobrevivencia, haciendo frente a las dificultades económicas de sus hogares. Si a esto le agregamos la falta de oportunidades para estudiar, la falta de infraestructura, insuficiente cobertura, y malos programas de estudio, la poca inversión del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, 5.6%; la falta de interés y sensibilidad de quienes nos gobiernan, como es el caso del Estado de Tlaxcala, que, aunque digan lo contrario, y presuman de las becas que hasta ahora han entregado (15 mil becas), la educación en el país y en Tlaxcala sigue estancada, pero su miopía política les hace creer que sus acciones han mejorado el panorama.
Asimismo, ante la llegada del gobierno de la ‘Cuarta Transformación’ (4T), con sus diferentes apoyos sociales, bajo la política de transferencia monetaria directa, como lo son las becas ¨Benito Juárez¨ (para el caso de nivel media superior), no sustituyen los gastos para el mejoramiento o continuidad de la infraestructura educativa, pues hay escuelas que no cuentan con suficientes aulas, y los que tienen no cuentan con los materiales necesarios; en muchas regiones ni siquiera hay infraestructura y muchos jóvenes truncan sus estudios por la misma razón. Contrario a ello, han reducido el presupuesto destinado a la educación, lo que ha generado mayor incertidumbre en el terreno educativo, sin posibilidad de combatir el virus de la ignorancia.
Por si esto no fuera poco, el presupuesto destinado al desarrollo de la ciencia y la tecnología es peor (menos del 0.3%), cuando la recomendación es que se le destine más del 5%, y son poco los países que cumplen esa recomendación. Esto hace más evidente la poca posibilidad que tiene nuestro sistema educativo para hacer frente a problemas como el que se nos está presentando ahora. Si no hay inversión en la ciencia y en la tecnología, no podemos crear los avances tecnológicos en el área de la medicina para este tipo de virus y muchos más, dependemos de la improvisación. ¿hay acaso una posibilidad o se ha hablado de un científico de nuestro país que estén creando el medicamento para combatir el virus como es el caso de China y Rusia? ¡No! Lo que debe preocupar a las autoridades si realmente quieren encontrar un remedio a esta pandemia y a muchas más que enfrenta nuestra sociedad mexicana.
Hacen falta en nuestro país políticas que ofrezcan trabajo para todos, salario remunerado; una política fiscal progresiva, inversión en ciencia y tecnología, crear escuelas y condiciones materiales como laboratorios de química-física (si se reflexiona en la situación que vivimos actualmente) y de computación. Solo así, nuestro país, con jóvenes preparados humana, científica y tecnológicamente, quienes, además, son los futuros educadores del pueblo, quienes pueden ayudar a concientizarlos ante este tipo de situaciones y otras, puedan desarrollarse a tal punto donde ellos mismos sean quienes hagan frente a este tipo de pandemias, no solo para el Covid-19, sino para combatir la ignorancia y pobreza que existe en nuestro país. Ante esto, la única alternativa que nos queda es organizarnos como estudiantes, para exigir lo que por voluntad los gobiernos hasta ahora no han querido hacer, y de esta manera hacer frente a la desigualdad tan grande que existe en nuestro país; somos, pues, la columna vertebral de esta sociedad, quienes podemos garantizar un cambio verdadero y eficaz. Y podremos lograrlo en la medida que luchemos junto a la masa trabajadora, quienes son el sector más importante de la sociedad, como un solo hombre, como un solo ideal.