La CNTE miente

Es una micro organización a la que le molesta la crítica

Bernardino Vazquez Mazatzi

El movimiento magisterial disidente en Tlaxcala, llamado Coordinadora Nacional de Trabajadores de la “Educación” es una burla cruel o un burdo remedo de lo que debiera ser una real lucha en la búsqueda justa de genuinos intereses o satisfactores para las mayorías.

Este mini grupo de supuestos profesores utiliza la estridencia, la agresión verbal y física, la intimidación y las libertades consagradas en la Constitución General de la República para imponer su supuesta “ideología democrática” y la defensa de sus conquistas laborales o sus privilegios obtenidos siempre mediante la presión y el chantaje o la complicidad de las autoridades educativas.

La sociedad tlaxcalteca se pregunta qué legitimidad podría tener un movimiento “nacional” de 30 individuos alborotando y escandalizando en las calles de la capital, causando el enojo, la molestia y el odio de los conductores, intimidando a los reporteros, lanzado improperios propios de incultos a todo aquel que no sea de su agrado, violando los derechos de terceros y apropiándose del tiempo y libertad de tránsito de los demás.

La CNTE miente cuando dice que son miles… no, no lo son; son unos cuantos; son muy pocos, son una minoría grotesca. Y no, los padres de familia no los apoyan negándose a enviar a sus hijos a la escuela; los niños no van porque esos pocos difunden la información en las comunidades escolares de que al día siguiente se suspenderán las clases porque los maestros no se van a presentar. La CNTE miente y abusa de la paciencia de la sociedad.

Este peligrosísimo y numerosísimo movimiento magisterial en Tlaxcala practica en sus hechos lo que critica como lo es la intolerancia y la represión, incluso el robo. Como ejemplo está el hurto que integrantes de la CNTE realizaron a una reportera cuyo único delito fue cubrir la nota incluso cuando la habían citado ellos mismos a rueda de prensa. Escudados en la agresividad y violencia y motivados por el delirio de persecución que les caracteriza exhibieron su intransigencia y violencia arrebatándole su grabadora al tiempo que descargaban sobre ella su ignorancia y violencia, lenguaje muy común en los “luchadores maestros democráticos”.

La CNTE es una micro organización a la que le molesta la crítica, que se ofende con la verdad, que rechaza una opinión contraria, que se cierra al diálogo cuando sabe que carece de argumentos, que prefiere la violencia ante la ausencia de propuestas. Desde su lógica, todo lo que no les parezca bueno está en su contra, busca asesinarlos, trata de afectarlos, quiere desaparecerlos, intenta abusar de sus buenas acciones e intenciones. En su delirio de persecución inventan defectos o filiaciones negativas a los periodistas y por eso los agreden… por cierto, ¿a poco su salario no les alcanza para comprarse una grabadora como la que le robaron a la reportera?.

En fin, qué se le ha de hacer… son los riesgos del trabajo de reportero donde el peligro siempre está presente… uno sabe que se puede encontrar a un conductor enloquecido que nos atropelle, que por lograr la mejor grabación, foto o imagen suframos una caída, que cualquier diputado ofendido mande a golpearnos, que se estrelle el transporte público… uno se puede encontrar de pronto con una bala perdida, con un perro que nos muerda o algo peor, una manifestación de 30 maestros agresivos. El riesgo está presente, latente, acechante.

La CNTE miente cuando dice que el gobierno, la sociedad o la prensa la temen al número de integrantes que marchan. Eso no es cierto. Se le teme a su intolerancia, a su alto grado de violencia y cerrazón, a su forma “civilizada, democrática y educada” de plantear sus demandas. Eso sí da miedo. Da miedo saber que se niegan a ser evaluados como cualquier ser humano que deba demostrar que es apto para el encargo.