“La ayuda hay que administrarla, que no sea una moda”, piden voluntarios

Pasarán años para que la gente sea vuelva a levantar de la tragedia en Tepalcingo, Morelos

Martha Aguila

“El terreno es desolador, parece una guerra de escombros por todos lados, el 90 por ciento de las casas no son habitables, la gente tiene que soportar el calor sofocante y la picadura de moscos”, expresa Rene Mata, un tlaxcalteca que muchos otros acudieron al llamado de ayuda en Tepalcingo, Morelos, a 15 minutos del epicentro del temblor del 19 de septiembre.

Una brigada de la sociedad civil del estado de Tlaxcala comandada por Luis Vargas González,  partió a la zona de desastre donde sus miembros atestiguaron las afectaciones y como la gente perdió todo lo que tenía, incluso, las estructuras que permanecen paradas están a punto del derrumbe.

“Hay gente que duerme en las calles, perdieron todo y nadie los ha pelado, salvo algunas organizaciones. El casco de iglesia que tanta gente visitó también está acabado para ellos”, así describe la situación que se vive en uno de los municipios de Morelos.

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Las caravanas de ayuda-gente de buen corazón- desborda las carreteras, pero pocos entienden que pasarán meses y años para que la gente sea vuelva a levantar de la tragedia.

La preocupación de “las manos de ayuda” es porque en un mes todo habrá pasado de moda, entonces, las personas a las que se ayudó sufrirán verdaderamente los estragos del sismo; las televisoras dejarán de enfocar sus cámaras y lo harán con la temporada navideña, las familias del resto del país planearán las cenas y poco a poco olvidarán a los damnificados.

“Creo necesario y prudente-como los velocistas-reservemos energía para las últimas vueltas, propongo que sigamos recaudando y almacenando y en un tiempo caigamos como refuerzo”.

Los voluntarios que llegan a Tepalcingo no dejan de sentir el calor de su gente, reciben a los visitantes con una botella de agua, después alguien se acerca con una torta o un sándwich; durante el recorrido se observan pilas de basura, principalmente plástico.

Por eso, el tlaxcalteca reflexiona sobre la importancia de administrar la ayuda, si no terminará en convertirse en una moda como mucho de lo pasa en el país, los afectados necesitarán ayuda después de que los reflectores ya no estén sobre ellos.

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