La autocomplacencia

El magno evento del lunes en el Centro de Convenciones de Tlaxcala fue todo de cifras bonitas y autocomplacencia. Un sexto y último informe de gobierno de Mariano González Zarur que dejó con sinsabores a muchos, pensamos que en la gran mayoría de los tlaxcaltecas, excepto – claro – al círculo cercano y sobre todo familiar del mandatario saliente.

Para empezar, eso de mensaje ciudadano está dudoso, porque ninguno fue ante el pueblo a quien le debió rendir cuentas, sino siempre cobijado por burócratas y funcionarios acarreados de su gobierno, es decir, fue selectivo y elitista, nunca quiso arriesgarse a más rechiflas como alguna vez en San Pablo del Monte.

En la generación de empleo, efectivamente son más pero poco competitivos en cuanto a su poder adquisitivo. Luego, el hacer alarde que es el único Estado que terminará un sexenio con deuda pública cero no es un mérito suyo en sí, sino producto de una Ley de Deuda Pública que les amarra las manos, si no quién sabe, al fin priista.

De hecho, sin empacho dejó al descubierto que trabajó en las elecciones recientes para cumplirle a su partido, el PRI, y conservar el poder a través de la continuidad con Marco Mena.

Por supuesto que no todo en el andar sexenal presente ha sido malo, hay indicadores e infraestructura o servicios que así lo indican, pero de las obras, ¿quién verdaderamente se vio beneficiado?, ¿fueron los empresarios sin filias partidistas o sin conexiones familiares con el gobernador?, ¿la caja de cristal a la que hizo referencia cuando tomó protesta y la que jamás volvió a mencionar, sí fue tal o solo una simulación?, ¿el uso del helicóptero fue para emergencias de la gente común o para viajes del círculo?, en fin, muchas preguntas sin responder y con muchas complicidades.

Por supuesto, Mariano nunca quiso aceptar ni mucho menos enfrentar las violaciones sistemáticas de los preceptos constitucionales en que incurrió, particularmente en el último tramo de su actividad, como el haber omitido la obligación de presentar su último informe de gobierno en los primeros 15 días de agosto por ser el último año de su gestión, como está marcado en el artículo 44 de la Constitución; así como la promoción indebida de su imagen bajo el pretexto de su sexto informe por diversos medios, como se marca en el artículo 242 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.

De esto último y otras cosas, sus voceros oficiales y no oficiales a sueldo no dicen nada o lo defienden, claro.

Ahora restan días para que Mariano se vaya y como él lo ha dicho dejará su carrera política hasta ahí; sin embargo, en otra más de sus incongruencias por eso de que “en mi gobierno ni amigos ni familiares”, dejará sin duda empoderados – por no decir agandallados – a sus hijos: Mariana como delegada de la Sedesol y apuntalada para una eventual elección al Senado. Marianito, diputado local, coordinador de la bancada priista y a quien seguirá adiestrando rumbo al cambio generacional por la gubernatura… al tiempo.

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