Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Para el PRI, PAN y PRD, el próximo proceso electoral se vislumbra muy difícil. Ni siquiera formando grandes alianzas tienen garantizados triunfos medianamente importantes. Las victorias electorales de estos partidos no tendrían que ver con las siglas y los colores, sino con las personas que ofrezcan a la sociedad como candidatos.
A todos los partidos políticos les ganan los compromisos, el pago de favores, la venta de candidaturas y en menos casos, la inexperiencia e ignorancia, a la hora de seleccionar a sus contendientes. En ese tipo de decisiones no se toma en cuenta la disciplina partidista, el tiempo de militancia ni la experiencia, el arraigo, identificación con la sociedad o aceptación popular de los hombres y mujeres que ya han demostrado resultados en sus lugares de origen.
Los fracasos de los partidos en las urnas tienen mucho que ver con el candidato que imponen. Ni los regalitos, ni las promesas ni el discurso votan en las urnas; lo que se vende y lo que el electorado compra es a la persona, es al candidato o candidata que se identifica con él, con el que se encuentra conexión por el conocimiento de las necesidades y problemática del lugar, con quien hay confianza para hablar y entenderse.
De esta forma, los candidatos impuestos desde la cúpula partidista por dirigentes que ignoran la realidad social y que desconocen las costumbres, tradiciones, cultura y expectativas de la gente, carecen de discurso creíble, de mensaje aceptable, de oferta viable y posible, de aceptación y de confianza, de simpatía y del voto probable.
Por el contrario, los partidos que proponen a hombres y mujeres identificados con los ideales y principios de su partido, que han demostrado templanza y madurez hacia sus colores, que se han formado para ganarse una oportunidad y que se han forjado en la lucha junto con su pueblo del cual han aprendido y por el cual han alcanzado experiencia, tienen enormes posibilidades de triunfos en las urnas. El voto es por la persona. No va a importar ya si el partido que propone es nuevo o viejo, grande o pequeño, de oposición o no… el candidato o candidata define derrota o victoria.
En el próximo proceso electoral seremos testigos de decisiones equivocadas por parte de los dirigentes políticos. Veremos cómo omitirán la trayectoria, experiencia, compromiso y voluntad de importantes y valiosos personajes al momento de aprobar candidaturas. Desde ese mismo instante los partidos políticos empezarán a escribir la historia del fracaso y desperdiciarán a invaluables individuos.
El problema es que esos mismos personajes son oro molido para otros institutos políticos con menos miopía, con visión de triunfo. Y desde ahora, esos contrincantes están echando buenos ojos a hombres y mujeres que les pueden garantizar resultados ganadores en las urnas. Jóvenes de nueva generación política, nuevos valores todavía sin malear, excelentes elementos de resultados positivos en la administración pública, están siendo valorados como no lo son en los partidos en los que hasta este mes de agosto de 2020 militan.
Ya en anteriores entregas he mencionado a personajes que en distintos partidos políticos esperan ser tomados en cuenta y que no recibirán la oportunidad que merecen, en detrimento del desarrollo social. Hay jóvenes que representan el cambio generacional como el actual presidente de comunidad de Texcacoac, Margarito Paredes Muñoz, de profesión maestro, con una administración bastante aceptable, con la confianza y cariño de la gente, con la experiencia y la voluntad suficientes para rendir buenos resultados en donde quiera y que garantiza el triunfo en el partido que lo postule.
Como él, hay muchos y muchas que si no son apoyados por su partido, al que le ofrecen la posibilidad de ganar, van a emigrar y a triunfar porque son producto probado y sus aspiraciones son honestas y cuentan con la aprobación popular. Paredes Muñoz es un buen elemento para quien lo sepa apreciar y necesite de victorias.
No hay que negar que hay políticos arribistas, convenencieros, chapulines y chantajistas, que usurparán los derechos y oportunidades de valiosas propuestas en la contienda electoral del 2021, pero sobre ellos están los hombres y mujeres que de ser tomados en cuenta, marcarán la ruta del cambio y del progreso de México y Tlaxcala.