INE, confrontación innecesaria  

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

El rechazo a la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador es más por ignorancia y por protagonismo e intereses políticos que porque la sociedad tenga conciencia de que podría beneficiar o afectar a la democracia mexicana. Creo que muy pocos ciudadanos ajenos al poder podrían dilucidar con conocimiento de causa, certeza, con argumentos sólidos y concretos el tan llevado y traído asunto del INE, de la reducción en el número diputados y senadores y en las formas y fondos de las elecciones en nuestro país.

Imagino que nadie en su sano juicio o con un poco de sentido común o con algo de objetividad podría estar en contra de la propuesta del ejecutivo federal de eliminar la figura de diputados y senadores plurinominales y de esa forma reducir una enorme fortuna que bien podría y deberá invertirse en obra pública, en beneficios para todos los mexicanos. Hay que se sinceros: tenemos un sistema parlamentario excesivamente caro, numeroso y en algunos casos, inútil, estéril. No podemos negar que algunos distinguidos legisladores son sólo gasto, adorno, influyentismo y nulo trabajo y cero resultados. Es necesario y urgente modificar ese esquema parlamentario.

La iniciativa presidencial propone también reducir de forma significativa el financiamiento a los partidos políticos que de todos modos son muchos, los partidos y los dineros. Y son, partidos y presupuesto, una ofensa para un pueblo urgido de hospitales, carreteras, seguridad, educación, deporte y cultura… cientos de miles de millones de pesos van a la basura en cada elección y una enorme cantidad de esos recursos van a parar en las manos de los políticos y de gente que vive de las campañas y que se beneficia de forma individual.

En qué mente de buena fe cabe que estos dos temas deben mantenerse como están si representan un lastre para el avance de nuestro país. Por sentido común y por lo que sea se debe poner a lo que ya no funciona; cierto, fue bueno o tal vez viable, posible o necesario en su tiempo, pero ahora ya no. Defender estos dos asuntos es netamente por ignorancia o conveniencia personal o de grupo.

En estos tiempos, cuando la austeridad y la solidaridad con las clases más desprotegidas es relevante, cuando es necesario e indispensable destinar mayores presupuestos a atender los más sentidos rezagos en México, cuando se hace extremadamente necesario y urgente modificar las inercias que institucionalizó la corrupción y la impunidad en el gobierno, pagar salarios ofensivos a los funcionarios públicos representa una incongruencia del régimen y una ofensa para la mayoría del pueblo. Los sueldos en el INE no se justifican, no se explica, no son justos.

La propuesta de reforma electoral del presidente de México busca, entre otras cosas, hacer justicia, volver congruente y lógico es sistema electoral, político y democrático del país, eliminar privilegios, volver más eficiente y representativo el trabajo de diputados y senadores, simplemente gastar menos en lo que no funciona o funciona mal y ahorrar para enfrentar las necesidades y prioridades de la sociedad mexicana.

El grito de EL INE NO SE TOCA es más una provocación, un sin sentido, un argumento para defender privilegios, una muestra de ignorancia, que un grito que busca reivindicar derechos o luchar por la justicia. Sí, hay que gritar, y fuerte, por el fin de la violencia hacia la mujer, por poner fin a los feminicidios, por la creación de estrategias que frenen definitivamente las adicciones entre nuestros jóvenes, porque ya no haya más una sola mujer desaparecida.

Mientras hay personas que no entienden del asunto pero que marchan en defensa de los privilegios y a favor de una clase política que tiene vida de reyes, en México hay temas que sí debieran ser motivo de gritos y manifestaciones y exigencias. No necesitamos protagonismos ni protagonistas, no hacen falta líderes que abandonaron al pueblo y que ahora se hacen víctimas, no necesitamos cambiar de pastor, sino dejar de ser rebaño. Incluso no es necesaria la marcha del presidente Andrés Manuel López Obrador pues esta manifestación igualmente es protagonismo y es sólo para demostrar fuerza pero que tampoco ayuda a solucionar los problemas y ni siquiera para entenderlos.

Propongo que antes de tomar partido, de exponer nuestra “humilde opinión” de agredir y atacar a quien no piensa como nosotros, mejor nos informemos lo suficiente como para entender de qué se trata. Propongo que esa reforma tenga más tiempo para su discusión y análisis, que reciba la mayor cantidad de aportaciones de todos los sectores sociales de México; propongo que esta propuesta de reforma sea humilde y le dé cabida al sentir de todo el pueblo.

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