Por: Joel Flores Bonilla
A propósito del Día Internacional de la Mujer Trabajadora fijado cada 8 de marzo, con el propósito de reivindicar la lucha por la inclusión de las mujeres en la participación a todos los niveles de la estructura social y también por la exigencia de los derechos civiles del género femenino para garantizar una vida libre sin prejuicios, en donde haya igualdad de condiciones y equidad en los mismos derechos, independientemente del género.
Vale la pena revisar el origen del feminismo, el cual se remonta a la Europa del siglo XVII y XVIII con las figuras emblemáticas de Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft cuyas propuestas denunciaban las incongruencias de la sociedad de aquella época, situación que hoy en día continúa vigente con los colectivos feministas.
Mientras que en la Nueva España, se tienen antecedentes del aporte que realizó Sor Juana Inés de la Cruz, quién se manifiesto en favor de la educación de las mujeres, esto en el año de 1691.
El segundo movimiento feminista ocurrió a finales del siglo XIX y principios del XX, teniendo un carácter sufragista, mediante el cual busco el reconocimiento al voto de la mujer en las elecciones como un derecho ciudadano, siendo Inglaterra con la labor política que realizó el filósofo británico John Stuart Mill y Emmeline Pankhurst junto con sus hijas Sylvia y Christabel, quiénes además fundaron el Partido Laborista Independiente, la Unión Social y Política de las Mujeres y el periódico Votes for Women.
En tanto en México, fue editada en 1904 la revista científico-literaria La Mujer mexicana para continuar con la demanda de Sor Juana sobre la educación para las mujeres, en 1905 fue creada la sociedad protectora de la mujer, posteriormente en la revolución mexicana de 1910 la mujer tuvo una participación activa, en 1929 logran el derecho al divorcio por consentimiento mutuo y en 1955 la lucha de las mujeres consigue que votaran por primera vez.
El feminismo contemporáneo comienza a tomar auge en 1970 y la lucha se centra contra el patriarcado, como el origen de la opresión y la desigualdad femenina. El patriarcado es el sistema ideológico, social, político y económico, que genera la desigualdad entre hombres y mujeres, debido a una supuesta superioridad masculina sobre las mujeres y los jóvenes que no alcanzan la mayoría de edad.
En la década de los setentas, las primeras mujeres activistas mexicanas integran la Coalición de Mujeres Feministas en el año de 1976 y sus demandas se centran en tres puntos: la maternidad voluntaria, que incluye el derecho a la educación sexual, el uso de anticonceptivos y el acceso legal al aborto voluntario; el alto a la violencia
sexual y el derecho a la libre opción sexual. Mientras que en 1978 forman el Frente Nacional por los Derechos y Liberación de las Mujeres.
En nuestro tiempo hay un crecimiento mundial del movimiento feminista, basado en la apropiación del cuerpo humano que les permite controlar y tomar decisiones como por ejemplo, el uso de tatuajes y perforaciones, también se ha logrado la modificación de las leyes en cuanto a la igualdad de género en el trabajo y la activación de la alerta de género en algunos congresos locales en los estados, el activismo político contra el feminicidio, la trata de personas y la desaparición forzada, la despenalización del aborto y en general contra las diferentes formas de violencia en contra de las mujeres. La situación actual nos lleva a reflexionar la importancia de la lucha pacífica de las feministas y además el mundo requiere humanistas que velen por el bien en general de la especie humana y todo lo que lo rodea.
Si quieren conocer más sobre el tema, lean el artículo Breve recorrido por la historia del feminismo por Maharba Annel González García, el cual pueden encontrar en la página de la red Revistas.unam.mx, así como la cronología sobre el feminismo en México publicado en la revista Algarabía No. 186. Hasta la próxima.
